Sexenio de siete años
Del ¡Hola! a la oportuna corona
Victoria
, sólo con violencia
Esclavismo a la mexicana
a familia Calderón aparece en la portada de la revista de frivolidades denominada ¡Hola! y, además, el país se declara zona de felicidad sin límites por la adquisición de una corona de concurso de belleza. Oportunos asomos de realeza mientras la sociedad atisba los abismos: los ocupantes de Los Pinos se hacen de los espacios de la prensa de alta sociedad
que en su versión española dedica amplios espacios a las vivencias de reyes, príncipes y personajes del espectáculo, y en Las Vegas, como de película, una mexicana es declarada la mujer más bella del mundo –al menos, del mundo que participa en esos polémicos torneos estéticos–, con lo que los festejos del centenario y el bicentenario tendrán cuando menos un aliciente visual ganador, en medio del desastre de pla-neación, gasto y ejecución con que el gobierno federal demuestra el rechazo profundo (temor, dirían otros) a que este año se produjeran verdaderos festejos populares de celebración de conceptos, acciones y logros cargados a lo nacional, al cambio, a la confrontación y exterminio de institucio- nes viejas, injustas e inservibles. Felipe posa en su celebración personal, familiar, grupal: cumplió 48 años de edad y se hizo acompañar de 150 invitados, entre los que estuvieron Fernando Gómez-Mont y Patricia Flores, a pesar de que supuestamente habrían cometido desatinos graves, uno, el abogado, en lo político; otra, la ex jefa de la oficina de FC, incluso bajo especulaciones de malos manejos precisamente en cuanto a recursos para los festejos patrios desfondados. Jimena Navarrete posa en sus primeras sesiones fotográficas de un reinado plástico que tendrá un indudable uso político en la agenda de superficialidad que para librar las fechas claves de 2010 necesita el realista y federal Felipe, ideológicamente adverso a las luchas por la independen- cia nacional (las de antes y las de ahora) y a todo tipo de revoluciones.
La escenografía celebrante no es suficiente para desplazar del foro las principales dolencias de la nación. El mismo Primer Comandante Antinarco se deja llevar por la emoción tétrica a la hora de hablar de su tema existencial, el combate armado a las grandes bandas de delincuentes. Ayer, entrevistado por Pedro Ferriz de Con para una estación del grupo radiofónico Imagen, dedicó largo tiempo al asunto. Y aun cuando la esencia parecía de nota roja, Calderón avanzó en la difusión de un sentir íntimo que denota pretensiones de continuidad en el poder, cuando menos de sus tesis belicistas, no necesariamente de su persona. Ya antes lo ha delineado el vicepresidente policiaco, Genaro García Luna, pero ayer Calderón asintió la especie. El entrevistador, Ferriz de Con, aseguró que según experimentos que se han hecho en Chicago, Nueva York, Miami, San Diego, Italia, Colombia
, la violencia derivada de este combate al crimen organizado va en una escala progresiva que, al final de ese lapso, baja dramáticamente
. Así que yo, partiendo de ese estudio, pienso: bueno, si son siete años de violencia, son seis del presidente Calderón, y un proceso de transición, en donde necesitaremos los mexicanos el compromiso, casi casi un programa transexenal, de entrarle con la misma enjundia para no echar a perder todo un proyecto que debe ser institucional y no sexenal
. Complacido, Felipe Calderón respondió con brevedad: Ésa es la clave, Pedro. Tú lo has dicho con gran claridad. Se requiere una política de Estado
.
Transexenalidad. Siete a-ños necesarios para que la sangre derramada no sea en balde, para que los sacrificios de estos seis años culminen en la baja dramática
que de otro modo nadie podrá garantizar. Política de Estado entendida como obligación impuesta a la sociedad de mantener una guerra
que no tiene ningún aval colectivo ni provino de consulta alguna a la sociedad. La guerra
como virtual anulación circunstancial de los procesos electorales que este año ya tuvieron una probadita sangrienta de lo que sucederá cuando se dispute el verdadero poder: el transexenal. Por eso Felipe exige más fondos, porque no tiene la menor intención de cambiar el rumbo ni disminuir la intensidad: habrá más y más muertos, más y más violencia, porque es el remedio necesario, obliga- do, según el manual del Señor de Los Pinos que ayer, en el mismo programa de radio ya mencionado, que en http://bit.ly/bdeEFX tiene disponible una transcripción, dijo que su aspiración es que los grupos de narcotraficantes aceleren sus procesos de autodestrucción
, aunque ello significará más violencia, pues estamos pasando por etapas mucho más compactas
, pues desde el inicio de la violencia entre grupos, en 2004-2005, a la captura o muerte de, por ejemplo, Arturo Beltrán, transcurrieron cuatro años, y de Ignacio Coronel, cuatro meses más. En fin. Yo pienso que se van compactando esas etapas. Yo no descarto que pueda haber olas de violencia que presenciemos
. Y un colofón estremecedor, una especie de epitafio nacional, el credo de guerra del hombre de Los Pinos: Es más, un escenario de victoria, que es el que buscamos y el que tendremos, es impensable sin que haya violencia
. Bang.
Astillas
Anfitrión de la bancada tricolor de San Lázaro, Enrique Peña Nieto dijo, entre otras cosas: no permitamos que la alternancia transite al caos
, y se quejó de la carencia de un liderazgo que cohesione a México en lugar de enfrentarlo
. Allí mismo, en Ixtapan de la Sal, Manlio Fabio Beltrones advirtió que las reformas legales no hacen aptos a los ineptos, pero hay que seguirlas intentando
. A la reunión de los 237 diputados priístas asistió por primera vez el nuevo sector del PRI, el Verde Ecologista, con sus 21 poseedores de curul... Y mientras los aspirantes a nuevos dueños de Mexicana (los principales: Advent Internacional, controladora de Hildebrando) se revelan como esclavistas modernos, deseosos de arrasar con cualquier logro de los trabajadores, ¡hasta mañana, con el caso chileno de los mineros sobrevivientes poniendo en evidencia la ruindad de empresarios y autoridades mexicanas en Pasta de Conchos!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx