A pesar de la seguridad y de los cascos, el emparrillado se ha vuelto más peligroso
Sábado 25 de septiembre de 2010, p. a15
Boston, 24 de septiembre. Cuando los fuertes colosos de la Liga Nacional de Futbol (NFL, por sus siglas en inglés) chocan con sus cascos a toda velocidad, millones de aficionados saltan entusiasmados frente al televisor.
Los golpes más fuertes reciben el mayor aplauso. Hasta ahora, a nadie le interesaban las consecuencias de las contusiones. Las conmociones cerebrales eran parte del juego, al igual que los touchdowns.
Sin embargo, incluso los expertos se mostraron sorprendidos cuando al inicio de la temporada cuatro profesionales tuvieron que retirarse anticipadamente del campo de juego. Un fin de semana aún no indica una tendencia, pero con seguridad se trata de una cifra que llama la atención
, destacó Hunt Batjer, copresidente del comité médico para lesiones en cerebro, cabeza y nuca de la NFL.
No obstante, nada cambiará en la forma de juego, según Sebastian Vollmer, de los Patriotas de Nueva Inglaterra: Obviamente intentamos cumplir todas las medidas de precaución. Es importante, pero en última instancia es parte de la profesión
.
Después de que las investigaciones de la Universidad de Boston confirmaron que las numerosas conmociones cerebrales pueden causar graves daños posteriores a los deportistas, desde esta temporada los jugadores de la NFL no pueden volver inmediatamente al campo tras sufrir duros choques.
El caso de Stewart Bradley fue distinto. El linebacker de las Águilas de Filadelfia saltó en su intento de parar a un rival y cayó de cabeza sobre su compañero Sims.
Cuando Bradley se puso de pie, se tambaleó algunos metros y luego cayó. Apenas cuatro minutos después, 28 millones de espectadores vieron cómo Bradley volvía a la cancha. En el entretiempo le detectaron una conmoción cerebral al joven de 26 años.
Algunos actúan con responsabilidad, otros en cambio siguen jugando, ya que así se decide el valor de sus salarios y si hay pagas extras
, explica el neurosicólogo Adam Shunk.
El especialista trata en Indianápolis a atletas que sufren las consecuencias de heridas en la cabeza. Shunk está convencido de que el deporte se ha vuelto más peligroso, a pesar de las nuevas medidas de seguridad y de que los cascos son mejores.
Los jugadores son cada vez más grandes, más fuertes, más rápidos. Y los medios de comunicación tienen el efecto de glorificar especialmente los choques duros. Eso aumenta los riesgos de conmociones cerebrales
, indicó Shunk.