Gustavo Sánchez Cervantes y Rafael Equihua Cervantes, presidente del consejo ciudadano y consejero de asuntos agropecuarios del municipio de Tancítaro, Michoacán, fueron lapidados. Sus cuerpos aparecieron este lunes junto a la camioneta que tripulaban, en una brecha cerca de la comunidad indígena de Angahuan, del vecino Uruapan.

Fuentes de la Secretaría de Seguridad Pública estatal dijeron que eran primos. Fueron descubiertos esposados, boca abajo y vendados de los ojos con paliacates. Se informó que tenían golpes en la cabeza que habrían sido producidos con rocas de unos 20 kilos.

El titular de la Procuraduría de Justicia estatal, Jesús Montejano, dijo a una emisión radiofónica que las características del doble homicidio difieren de las utilizadas por el crimen organizado. Fuentes de la dependencia informaron que desde el pasado sábado no se sabía nada de ellos, aunque nadie denunció las desapariciones.

El 4 de diciembre de 2009, por temor al crimen organizado, el entonces alcalde perredista de Tancítaro, José Trinidad Meza Sánchez, renunció junto al síndico Virgilio Sánchez y los regidores Mario Medina, Atanasio Gutiérrez, Adelita García, Martín Nambo, Paula Díaz, Octavio García y Alejandro Reynaga.

Una semana después, ante la declinación de los suplentes, el Congreso estatal nombró un consejo ciudadano encabezado por Sánchez Cervantes, profesor de primaria y reconocido taekwondoín, quien despidió a los 60 policías locales el 8 de enero del presente año, cuando el Ejército y la Policía Federal se hicieron cargo de la seguridad municipal.

En Nuevo León, efectivos de la séptima Zona Militar capturaron a un presunto cómplice de la ejecución del alcalde de Santiago Edelmiro Cavazos Leal, cuyo cadáver apareció el 18 de agosto pasado (días después del asesinato fueron detenidos siete policías municipales que confesaron su participación en el crimen).

El presunto cómplice del homicidio es Miguel Ángel Cervantes Sánchez, de 24 años, quien transportaba más de seis kilos de mariguana, iba armado en una camioneta robada, y al ser interrogado confesó su participación junto a otros 14 hombres en el secuestro y asesinato de Cavazos Leal, cometido por encargo de policías resentidos. También refirió que fueron dos los autores materiales, entre ellos un líder zeta apodado El Caballo, según dijo en conferencia de prensa el subprocurador de Justicia estatal, Javier Flores.

Sobre la ejecución del alcalde de Doctor González, Prisciliano Rodríguez, el funcionario dio a conocer que entre los móviles del crimen se investiga una disputa de terrenos, sin descartarse un ajuste de cuentas de la delincuencia organizada.

El 29 de agosto fue asesinado en Tamaulipas el alcalde saliente de Hidalgo, Marco Antonio Leal.

En Ciudad Victoria, el secretario general de Gobierno, Hugo Andrés Araujo, dijo ayer que varios munícipes ya no radican en sus localidades a causa de la violencia desatada.

En otros hechos, seis hombres disfrazados de policías irrumpieron ayer por la madrugada en el centro de mando, control e inteligencia de la Secretaría de Seguridad Pública de Chihuahua, en la ciudad capital, y luego de someter a los 30 guardias presentes robaron 69 armas, entre rifles de grueso calibre y pistolas, además de equipo táctico y cartuchos.

El gobernador José Reyes Baeza Terrazas ordenó investigar a todos los elementos de la Central de Inteligencia Policial, e ironizó diciendo que los asaltantes entraron por la cocina, pero alguien les abrió la puerta.

En Ciudad Juárez un hombre identificado como José Iván Contreras Lumbreras, de 27 años, apodado El Keiko, fue detenido por policías federales junto a varios presuntos narcomenudistas.

Contreras confesó su participación en el ataque con coche bomba perpetrado el 15 de julio, donde murieron dos policías y un socorrista. Ayer se cometieron al menos nueve ejecuciones en toda la entidad.

En el resto del país ocurrieron otras ocho muertes atribuidas al crimen organizado, que incluyen la de un marino abatido durante un tiroteo. En Durango se halló el cadáver de un hombre decapitado, y dos personas más perecieron en Aguascalientes y Baja California. Otros tres asesinatos se perpetraron en Sonora, y uno en Sinaloa.