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La autora de la novela Como agua para chocolate cumple este jueves 60 años

Me gustaría que en México se impusiera el amor al miedo, dice Laura Esquivel

Creo en la esperanza y la utopía y si por ello aseguran que estoy loca, sí lo estoy

Ahora me siento liberada, porque ya no interfiere en mí la sombra del cuerpo, afirma

 
Periódico La Jornada
Miércoles 29 de septiembre de 2010, p. 5

En vísperas de cumplir 60 años, lo cual ocurrirá este jueves, la escritora Laura Esquivel cree firmemente en la esperanza y la utopía; y la mayor de ellas es tal vez el amor.

Abunda: Me han dicho que estoy loca; y sí, soy de esas locas que todavía creen en el amor y más profundamente en el poder transformador del ser humano ante cualquier situación, por adversa que sea. Si eso es estar loca, sí, lo estoy.

En entrevista con La Jornada, a propósito de su cumpleaños, el cual celebrará de manera familiar, la también promotora cultural y activista sostiene que tener 60 años es motivo de júbilo, no sólo por llegar en plenitud de facultades físicas y mentales, sino porque es también una forma de liberarse de las ataduras y convenciones que impone la sociedad sobre la apariencia física.

Considera que está por comenzar la mejor etapa de su vida y que a estas alturas ha logrado casi todo lo que se ha propuesto.

Lo que me gustaría ver antes de morir sería que en México se impusiera la energía amorosa sobre el miedo, el bien común sobre el individual y se privilegiara la vida sobre la destrucción, dice.

Sin arrepentimientos

“Llego –prosigue Laura Esquivel– muy contenta a mis 60 años. No sé cómo lo vivan otras personas, pues hay quienes sí creen en la muerte y que el paso de los años se reflejará en enfermedad, deterioro y sufrimiento, pero yo lo vivo inclusive como una gran liberación.

“Es muy agradable saber que ya no interfiere más en mí la sombra de lo que el cuerpo provoca. Nos han hecho creer que si el cuerpo deja de ser atractivo el amor termina; es decir, que uno ya no es capaz de generar o despertar amor, y ésa es una idea muy equivocada.

Lo que provoca el cuerpo no es amor, y me encanta comprobarlo día con día. Ya no importa si me salieron canas, si tengo más arrugas, si me apareció una lonja, eso no tiene porqué determinar la forma en que me relaciono, por el contrario.

Responsable del área de cultura de la delegación Coyoacán, la escritora destaca que no se arrepiente de nada de lo vivido, ni de una sola decisión: Ni siquiera de los grandes dolores que he tenido, porque todo finalmente se convierte en aprendizaje, en comprensión y en toma de conciencia, y eso debe agradecerse.

Foto
Laura Esquivel, ayer, durante la entrevista con La JornadaFoto José Carlo González

Para Laura Esquivel es indiscutible el papel trascendental de la novela Como agua para chocolate en su vida, pues de la mano de ella conoce el éxito y la fama desde hace 22 años.

Se convirtió en un parteaguas en mi vida; ha sido una gran maestra para mí, a través de un éxito que me tomó desprevenida y que me costó mucho trabajo. Al principio sentí que se me venía el mundo encima, que era una invasión a mi privacidad. Ahora debo negociar entre un mundo público, para el cual trabajo, con lo que es mi vida diaria, detalla.

La vida sigue constando de los pequeños actos íntimos que vivo con gran intensidad: levantarme, encender mi vela, mi incienso, meditar, escribir, los momentos que comparto con mi familia.

Tras comentar que desea concluir su próximo libro, una novela de corte policiaco situada hoy día en la que trabaja desde hace siete años, la autora está convencida de que la realidad actual es resultado de nuestras creencias erróneas.

Llevamos mucho tiempo actuando de manera equivocada, creyendo que el bienestar económico es desarrollo, y que el desarrollo es a lo mejor que podemos aspirar.

–¿Qué le preocupa hoy?

–Que haya tanto miedo en la gente, porque el temor paraliza; que la gente no vea salidas a los problemas y que por miedo no se organice ni quiera enfrentarlos.

“También, que muchos con acceso a una manera de comunicar, sea el periodismo, el teatro, el cine o la literatura, que se atreven, sólo lo hacen a manera de denuncia, pero nunca para proponer.

“Sabemos que estamos en el infierno y lo que necesitamos es saber cómo salir de él, imaginar cómo sería la vida en México en paz, y allí la gente no puede, es algo que veo a diario.

“La gente está preocupada porque tiene demasiado miedo, y éste es inducido y reforzado día con día, pero precisamente creo que la contraparte del miedo es el amor.

Para llegar al amor debe recuperarse la confianza, siendo portador de esperanza, congruente, solidario, generoso.