Con una recepción digna de campeones en el aeropuerto capitalino regresaron anoche los niños que ganaron la Copa de Naciones Danone Sudáfrica, que reunió en Pretoria a equipos de 40 países.

La emoción es inexplicable. Sobre todo fueron muchas experiencias bonitas, como representar a México. Estamos muy orgullosos de portar la verde. Esto no se logró con uno solo, sino con todo el trabajo del equipo y el apoyo, manifestó el capitán Ernesto Monreal con el trofeo en brazos.

La verdad para mí no fue una sorpresa. La emoción es inmensa, pero yo sabía que habíamos trabajado para esto y una vez más una nueva generación mostró que sí se puede, expresó el veterano Raymundo Benítez, quien concluyó su labor con el grupo para recibir a nuevos de la categoría nacidos en 1999.

Los tambores y trompetas de la Banda Revolución que anima al primer equipo, y las porras de los familiares, retumbaron por las casi dos horas que tardaron en librar los trámites de arribo los pequeños monarcas en la categoría de 12 años.

Decenas de banderas de los Tuzos ondeaban en la sala de espera que los padres, hermanos y abuelos compartían con los del América, que esperaban a los suyos, el equipo clasificado para la justa en la categoría de hasta 13 años, sólo que ellos terminaron el torneo en el puesto 12.

La algarabía por la victoria del cuadro hidalguese contrastó con los rostros desencajados y con algunas lágrimas de los familiares de los menores águilas, que se mantuvieron con bajo perfil. Y es que la comparación era inevitable, pues no era menor el logro de los doceañeros, miembros de la Universidad del Futbol.

En la justa sudafricana, considerada mundial de la categoría, superaron primero la fase de grupos que compartieron con República Checa y Túnez, y ya adentrados en el torneo dieron cuenta de Libia, Haití, Indonesia, Estados Unidos y Brasil, para jugar la final ante Uruguay, en la que se impusieron 2-0.