Ixtlahuaca, Méx., 15 de octubre. Si las mexicanas y los mexicanos no le entramos en serio a la prevención no vamos a poder enfrentar a largo plazo el gravísimo problema de salud que se nos viene, advirtió el presidente Felipe Calderón al poner en marcha el programa Prevenissste cerca de ti, subrayó que no es ningún honor que México sea el país con más obesidad en el mundo o que el cáncer sea la tercera causa de muerte entre las mujeres.

En una gira de trabajo por esta entidad, en la que estuvo acompañado por el gobernador Enrique Peña Nieto, también inauguró, en Ocoyoacac, la Planta de Antígenos Vacunales de Sanofi-Pasteur, que puede producir hasta 90 millones de vacunas al año, en caso de un nuevo brote de influenza, con lo que el gobierno mexicano está ahora más preparado que nunca para lidiar con una pandemia.

Sin embargo, para que México se convierta a partir de 2012 en uno de los tres países del mundo que producen vacunas contra influenza, es necesario que la Secretaría de Salud (Ssa) cuente con los 540 millones de pesos para terminar la construcción de la fábrica de Biológicos y Reactivos de México (Birmex), donde se realizará la formulación y envasado del biológico de los antígenos vacunales (sustancia activa), que elaborará Sanofi Aventis a razón de 30 millones de dosis anuales para cubrir la demanda nacional del inmunógeno contra influenza de invierno, vacuna que, además, es un asunto de seguridad nacional según determinó el Consejo de Salubridad General desde 2007.

Samuel Ponce de León, director de Birmex, explicó que en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) se prevé asignar al proyecto sólo 80 millones. Explicó que Birmex podría aportar 100 millones de pesos de ingresos por la venta de otras vacunas, lo que, sin embargo, sigue siendo insuficiente.

Durante la ceremonia de inauguración de la planta, Wayne Pisano, director general de la división de vacunas Sanofi-Pasteur, dijo que cada año alrededor de 600 millones de personas enferman de influenza y unas 500 mil mueren a causa de sus complicaciones.

Luego de recorrer las instalaciones y conocer el proceso de la fabricación de la vacuna, Calderón se trasladó al municipio de Ixtlahuaca.

Tan entusiasmado estaba de regresar a este municipio, que cruzó a pie el trayecto entre el helipuerto y la pequeña clínica preparada para el acto, unos 350 metros a lo largo de los cuales saludó a todo aquel que, reja y personal de seguridad de por medio, le extendía la mano para darle la bienvenida, mientras la comitiva era seguida por la banda El Gallito que complació todas las peticiones de su repertorio presidencial.

La banda lo mismo interpretó Puño de tierra que Caminos de Michoacán y El hijo desobediente, sin dejar de tocar Zacazonapan y otras melodías del gusto del gobernador Peña Nieto.

Tras recorrer la pequeña clínica, con apenas tres consultorios recién remodelados, Calderón escuchó de médicos y enfermeras una explicación de las consultas que ofrecerán, las cuales abarcan la identificación de síntomas de diabetes, dietas específicas para reducir los niveles de obesidad o medición de glucosa, que él mismo realizó a un beneficiario a invitación de la enfermera a cargo.

¡Valor amigo, valor! bromeó con el paciente, mientras punzaba el dedo anular del elegido. Pasó después a la mesa de los dentistas, quienes mostraban el uso de una pastilla que señala los sitios en los que se acumula el sarro. ¿Se mastican? interrogó el Presidente. No, se chupan, respondió la dentista. ¡Me llevo una!, dijo Calderón con una sonrisa.

Nostalgia por las cascaritas

Al final del recorrido insistió en la prevención y lamentó que los niños hayan dejado de jugar cascaritas o montar en bicicleta, para sentarse frente al videojuego y la televisión, o que en las escuelas lo que antes eran jícamas con sal y limón, se hayan cambiado por ya no puedo decir, pero itos e itas que engordan mucho. Antes, uno le entraba a los raspados y las aguas frescas. Ahora todo es refresco con mucha azúcar. Y eso nos hace una población obesa.

Mencionó también la necesidad de prevenir el cáncer. Una prima hermana mía muy querida, muy joven, de treinta y tantos años, a quien muy tardíamente le detectaron el cáncer, no se atendió a tiempo y se nos fue prácticamente en dos meses y medio de que se lo detectaron. Si ella hubiera podido ir a una Unidad de Prevenissste en su tiempo, seguramente estaría viva y sus cuatro hijos estarían con ella.