Familiares de personas asesinadas en Sinaloa, en el contexto de la llamada guerra contra el narcotráfico, realizaron ayer una manifestación en el Zócalo capitalino para exigir al presidente Felipe Calderón que recupere la paz en la entidad sin hacer uso de las fuerzas armadas, “ya que ahora estamos atrapados entre dos fuegos: el del narco y el del Ejército”.

A las 10 de la mañana, colocaron de manera simbólica la figura de un hombre encobijado en la plaza, y exigieron a las autoridades que realicen una investigación seria para resolver los asesinatos o desapariciones de cientos de personas inocentes en Sinaloa.

“A mi hijo me lo asesinaron; él también fue víctima de la guerra contra el narcotráfico. Tenía 16 años y su único pecado fue estar en un taller mecánico donde llegó un comando a ejecutar a todas las personas que estaban ahí el 10 de junio de 2008”, afirmó en entrevista la señora Alma Trinidad Herrera, una de las participantes en la protesta.

En Sinaloa estamos realmente olvidados de Dios y de Felipe Calderón, porque todos los días aparecen encobijados y decapitados, que se han convertido en símbolo del estado, en vez del jitomate. El gobierno no ha hecho nada y, aparte del dolor grande de perder a nuestros hijos, tenemos que salir a las calles a exigir justicia, lamentó la señora Herrera, originaria de Culiacán.

“Calderón nos metió en una guerra en la que estamos completamente indefensos, atrapados entre el fuego del narco y el Ejército. Por eso nos hemos organizado para exigir a las autoridades que hagan algo para frenar la violencia”, agregó.

En la manta que colocaron junto al astabandera del Zócalo incluyeron el nombre de 40 personas asesinadas o desaparecidas. La lista se queda corta, porque las víctimas inocentes son más. Hay mucha gente que ha perdido a sus hijos o los desaparecieron y no han vuelto a saber nada de ellos.

Luego de la manifestación, los sinaloenses se reunieron con Manuel Clouthier Carrillo, diputado panista por Sinaloa, a quien expusieron la difícil situación que se vive en la entidad por el clima de violencia.

Él se puso a nuestras órdenes, pero vamos a ver qué pasa, porque hemos tocado muchas puertas y son muy pocas las que se abren. Hemos planteado lo que ocurre a varios funcionarios, pero no les interesa, porque están en un puesto y difícilmente se van a poner en nuestros zapatos, acusó.