Opinión
Ver día anteriorViernes 22 de octubre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
El diablo que se lo crea
Foto
Una escena del filme
D

esde el éxito inusitado de El proyecto de la bruja de Blair (1999), el seudo-documental de horror se ha vuelto una estrategia recurrente. Sobre todo porque, como negocio, el riesgo es mínimo. El bajo costo de producción garantiza que, aun con una salida modesta a cartelera, recuperará la inversión o incluso rendirá mucho más ganancias, en proporción, que el blockbuster hollywoodense. Además, esa reconciliación entre lo fantástico y lo supuestamente real empata con los reality shows, cada vez más comunes, sobre cazafantasmas u otros dudosos investigadores de lo oculto.

A diferencia de la española [REC] (2007), planteada como reportaje televisivo, o de Actividad paranormal (2009), un video casero encontrado, El último exorcismo retoma el concepto de algo que comienza siendo un documental y acaba como registro involuntario de hechos horribles.

Al inicio se describe con brevedad la vida del pastor Cotton Manus (Patrick Fabian), quien ha utilizado el show como forma de atraer feligreses. Su habilidad de prestidigitador también le ha servido para efectuar exorcismos que él mismo confiesa son fraudulentos. El propósito es hacer un documental de denuncia de esas prácticas, conducido por el propio Manus en un acto de contrición, pues ya piensa colgar los hábitos.

Para filmar su último exorcismo, el pastor será seguido por un equipo mínimo: una entrevistadora (Iris Bahr), que también funge de sonidista, y un nunca visto camarógrafo cuyas tomas serán, claro, la única perspectiva del espectador. El trío viaja a una comunidad rural de Luisiana donde el granjero Sweetzer ha solicitado ayuda para librar a su hija adolescente Nell (Ashley Bell) de una aparente posesión demoníaca.

Marcus aplica sus efectos especiales para fingir un exorcismo como Dios manda. El efecto es sicológico, argumenta el pastor, y el ritual ha sido suficiente para tranquilizar a la adolescente. ¿Qué creen? Las fuerzas del mal siguen manifestándose a través de Nell y de forma cada vez más violenta.

Hasta ese momento el director alemán Daniel Stamm consigue un convincente facsímile de documental, con pertinentes apuntes sobre cómo un contexto de fundamentalismo religioso, ignorancia y abuso sexual podría ser la causa. Pero es imposible resistir la tentación de cumplir las reglas de toda película sobre posesiones satánicas, desde que fueron dictadas por El exorcista (1973). Esto no será ningún Réquiem (2005).

Gracias a la interpretación de Bell, la película se ha ahorrado también el costo de muchos efectos especiales. Con la sola transformación de su cara, la adolescente sugiere la presencia de algo maligno en su ser. El efecto se redondea con vómito –aunque no tan certero como el de Linda Blair–, contorsiones y una voz extraña que se mofa del exorcista. La única variante es que el Diablo no habla con los habituales tonos roncos y gruñentes, sino suena como atenta recepcionista.

Es a partir de esos lugares comunes que El último exorcismo empieza a traicionar su lógica interna y, con ello, el interés inicial. Hay música inquietante en la banda sonora (¿quién la puso si se supone que es un documental encontrado?), se recurre al campo y al contracampo como si hubiera más de una cámara y, claro, ésta registra las acciones aun cuando hay peligro de muerte. ¿De veras alguien seguiría filmando mientras un esbirro de Satanás le pisa los talones?

La película realmente provoca malestar… porque el cuadro se mueve tanto entre paneos violentos, movimientos bruscos y ajustes de foco que uno acaba por marearse. Eso no se remedia con agua bendita, sino con Dramamine.

La efectividad de El proyecto de la bruja de Blair y Actividad paranormal radicaba sobre todo en no mostrar lo oculto. Bajo el poder de la sugestión, el espectador se imaginaba cosas mucho peores que las transcurridas en pantalla. En cambio, El último exorcismo se vuelve hasta prosaico en sus secuencias finales. Si se va a concluir como cualquier churro satanista de los 70, la presunción documental no tiene sentido alguno.

El último exorcismo (The Last Exorcism) D: Daniel Stamm/ G: Huck Botko, Andrew Gurland/ F. en C: Zoltan Honti/ M: Nathan Barr/ Ed: James Ahern/ Con: Patrick Fabian, Ashley Bell, Iris Bahr, Louis Herthum, Caleb Landry Jones/ P: Strike Entertainment, Studio Canal, Arcade Pictures, Louisiana Media Productions. EU-Francia, 2010.