Guanajuato, Gto., 25 de octubre. A manera de homenaje, se presentó en el Festival Internacional Cervantino el disco póstumo del maestro Jorge Reyes (1952-2009).

El álbum se titula Michoacán: un paisaje sonoro, y a la muerte del autor fue terminado por Peter Avart, experto alemán en arte sonoro, quien preparaba este trabajo con el artista.

En la Universidad de Guanajuato se realizó una emotiva ceremonia durante la cual se proyectó un documental que narra el proceso de trabajo para este proyecto, considerado como el primero en su tipo e inaugural también en en plasmar mediante sonidos un paisaje determinado, en este caso el michoacano.

Para el efecto, según se recordó este fin de semana en Guanajuato, Jorge Reyes realizó un extenso viaje por el estado de Michoacán y recogió sonidos de los ríos, el bosque, las calles de los pueblos y las ciudades, y en general todo aquello que fuera parte de los rasgos culturales de esa entidad.

La intención de Jorge Reyes, explicó Manuel Rocha en la presentación del disco fue, entre otras cosas, la de crear una nueva conciencia acústica en la sociedad respecto del entorno.

Rocha ubicó a Reyes como el pionero del arte sonoro en el Laboratorio de Experimentación Artística Sonora (LEAS) y también como un gran compositor interesado en los sonidos de México, de manera que también realizó recorridos semejantes por San Luis Potosí y Chiapas.

Este disco, definió Manuel Rocha, tiene un valor particular, porque nos lleva suavemente a diversos paisajes de la naturaleza.

En este disco suenan también cohetes, luces de artificio, caballos que galopan, niños que juegan, murmullo de señoras que preparan tortillas de maíz en el comal, la suave música que hacen con su faena los pescadores en el lago de Janitzio y el rumor monumental de las mariposas monarca.