Informa la SSP que los individuos detenidos atacaron a policías federales en una carretera
Matan a un chofer
Versión extraoficial señala que hay varios heridos y tres agentes muertos
Sábado 6 de noviembre de 2010, p. 5
Morelia, Mich. 5 de noviembre. Enfrentamientos entre presuntos sicarios y agentes de las policías Federal (PF) y estatal; ataques a gasolineras; la explosión de un vehículo en un concurrido centro comercial, y el cierre de todas las vías de salida de Morelia, con autobuses y otros vehículos incendiados, paralizaron esta capital y provocaron conatos de pánico colectivo.
De acuerdo con versiones oficiales, todo se desató por la detención de dos integrantes del cártel de La Familia Michoacana en un restaurante ubicado a unos 50 kilómetros de Morelia.
Fuentes de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal informaron que la detención de dos individuos que agredieron a un grupo de sus agentes sobre la carretera Morelia-Pátzcuaro originó los ataques y enfrentamientos que asolaron la capital michoacana.
De acuerdo con la versión de la SSP difundida en la ciudad de México, los agentes fueron atacados desde el restaurante Casa del Arcángel. Los agresores trataron de huir, lo que suscitó una persecución y la captura de dos personas identificadas como Luis Fernando Peña Arciga y Emmanuel Sánchez Castillo, a quienes les incautaron dos armas largas, dos cortas y una granada. También el restaurante fue asegurado.
Cuando los agentes trataban de trasladar a los detenidos a Morelia –siempre según la versión difundida por la SSP–, integrantes del cártel de La Familia Michoacana realizaron varios ataques e intentos de rescate de los detenidos.
Capital semiparalizada
Al cierre de la edición, la capital lucía semiparalizada y estrangulada en la circulación de sus principales arterias. Sólo se pudo confirmar la muerte de un civil, abatido en el fuego cruzado de un enfrentamiento ocurrido en la carretera de Morelia a Salamanca. Extraoficialmente se habla de varios heridos y de tres federales ultimados.
Según información oficial que empezó a difundirse cerca de las 22 horas, así fue la cronología de la noche más violenta que se recuerda por lo menos en el último año en Morelia: alrededor de las 17 horas, un convoy de las fuerzas federales de apoyo de la PF cercó el restaurante Casa del Arcángel, donde detuvo a los presuntos sicarios.
Una hora después, se suscitó la primera balacera, cuando un grupo abrió fuego contra los agentes federales y estatales que se quedaron resguardando la zona.
De acuerdo con un comunicado emitido cerca de la medianoche por el gobierno del estado, a estos hechos siguió otro enfrentamiento en el entronque carretero que conecta Pátzcuaro con la autopista Siglo XXI, a la altura de la gasolinera ubicada en el kilómetro 45, causando un incendio que fue controlado cerca de las 20 horas.
Las fuerzas del orden se replegaron en la gasolinera, provocando escenas de histeria colectiva y movilización de ciudadanos que se alejaban del fuego cruzado entre policías y sicarios. Oficialmente ninguna autoridad reportó heridos o fallecidos.
Fue apenas el inicio de la jornada violenta desatada en las siguientes horas. Cerca de las seis de la tarde, en la autopista Pátzcuaro-Morelia, a la altura de la desviación hacia Uruapilla y Tiripetío –a menos de 25 kilómetros de la capital–, comandos de presuntos sicarios incendiaron varios vehículos y rafaguearon una gasolinera de la zona.
Hacia las 23 horas, esa carretera seguía bloqueada por un tráiler que transportaba pollos y una camioneta Ford Lobo negra, con dos hombres armados custodiando sin ningún elemento policiaco o militar en la zona.
Para entonces todo era caos, confusión y llamadas de pánico a las redacciones de periódicos y a estaciones de radio y televisión. Y se empezaron a confirmar ataques y refriegas en plena ciudad de Morelia. El primero, alrededor de las 19 horas, en la carretera de entronque a la autopista México-Guadalajara.
Ahí, muy cerca de las instalaciones de Petróleos Mexicanos, un grupo de pistoleros que era perseguido por federales embistió al conductor de un tráiler para cerrar el paso a sus persecutores. El chofer resultó muerto por balas de una ametralladora AR-15 y los sicarios escaparon rumbo al aeropuerto. La carretera quedó bloqueada a la circulación por el vehículo en llamas.
Los grupos de sicarios estrangularon las salidas a los municipios de Quiroga y Charo, baleando e incendiando autobuses y vehículos particulares y abriendo fuego contra las gasolineras ubicadas en las avenidas morelianas que encontraban a su paso, en ninguna de las cuales hubo explosiones.
En la salida a Quiroga, justo en la desviación a la presa de Cointizio –centro de recreo para los morelianos–, sujetos armados emboscaron a un convoy de federales que patrullaban por el lugar.
En el atentado, una pipa se incendió y las camionetas de los policías quedaron seriamente dañadas por las ráfagas recibidas; al lugar llegaron soldados, quienes acordonaron la zona.
Extraoficialmente circuló la versión de que había por lo menos tres personas fallecidas, al parecer elementos de la PF. La información, hasta el cierre de esta edición, no había sido confirmada.
Por otra parte, y casi simultáneamente (pasadas las 20 horas), en la salida a Charo, en el punto de Mil Cumbres, muy cerca de las instalaciones de la 21 Zona Militar, dos autobuses visiblemente dañados por armas de grueso calibre fueron utilizados como barricada para cerrar la vía. De los ocupantes de esos vehículos no se supo nada.
A esa hora, las estaciones de radio taxi que dan servicio en la ciudad de Morelia empezaron a cancelar servicios; informaban que no había salidas de la ciudad y reportaban autobuses incendiados que las bloqueaban.
En medio de todo esto, un atentado estremeció a los morelianos. También pasadas las 19:30 horas, un comando arrojó un artefacto explosivo e hizo estallar una camioneta color rojo con vidrios polarizados estacionada en un centro comercial ubicado un costado de la llamada zona financiera de Morelia. Cuatro vehículos más resultaron con daños.
Con información de Ernesto Martínez, corresponsal, y Gustavo Castillo, reportero