La cantante actúa en México con The Fall Tour; presenta The fall, su nuevo disco
En el teatro Metropólitan, Marisela congregó a nostálgicos de los años 80; la década sigue viva, afirma
En el recinto de Reforma, 10 mil asistentes disfrutaron jazz, soul y country
¡Eres mi novia!, le gritaron;
gracias, señoritas, respondió la intérpreteFoto Salvador Bonilla
Domingo 7 de noviembre de 2010, p. a10
La cantante estadunidense Norah Jones, que se presenta en México con The Fall Tour, cautivó el viernes a sus fanáticos en el Auditorio Nacional, quienes disfrutaron de su característica combinación de jazz, soul y country. Con una actitud de arrojo y entrega, se ganó la aprobación de los 10 mil congregados ahí, a pesar de que el termómetro marcaba un grado centígrado.
Norah elevó la temperatura a un nivel casi flamable .
Apareció con un mini vestido color fiusha y botas moradas, para deleitar a sus admiradores, quienes al verla gritaron de emoción; no obstante, de inmediato escucharon atentos I wouldn’t need you, de su reciente disco The fall.
Buenas noches
, dijo en español, para saludar a la concurrencia. Continuó con Tell yer mama, Even though, Young blood e It’s gonna be, lo que provocó un aplauso incesante.
Una joven no dejaba de gritarle ¡preciosa, eres mi novia!
, mientras otra le decía: I love you!
, a lo que la ganadora de ocho premios Grammy –quien ha vendido más de 20 millones de discos en todo el mundo– respondió: Gracias, señoritas
.
Después de cada interpretación, Jones agradecía en español o en inglés, aunque interactuó poco con sus seguidores, quienes atentos escuchaban Chasing pirates, Broken, Cry, cry cry y Lonestar.
La cantante demostró su arte, tanto en la guitarra, como en el bajo, los teclados y el piano, lo que fue muy celebrado por el público, que también le chifló un clásico fiu, fiu
que provocó en ella una sonrisa.
En la velada se escucharon los temas Waiting y Back to Manhattan –también de su nuevo álbum, que salió a la venta en 2009–, además de Sinkin’ soon, de su disco más vendido Not Too Late (2007), y Carnival town, de su cedé recopilatorio Feels Like Home.
Presentó a sus músicos: Lee Alexander, contrabajista; Dan Rieser, baterista; Jesse Harris y Adam Levy, guitarristas, y Sasha Dobson, segunda voz y bajo.
Aunque el final de la velada se acercaba, Jones no dejaba de cantar You’ve ruined me, Man of the hour, Don’t know why y Come away with me. Para despedirse de su entregado público, sólo levantó la mano y dijo adiós, pero ante la insistencia de aplausos y gritos, regresó para deleitar con Sunrise, How many times y Creepin’in.
El público tuvo la certeza de que asistió a un buen concierto que la fría noche no pudo evitar.
Arturo Cruz Bárcenas
Marisela, cantante estadunidense, abarrotó el Teatro Metropólitan durante su regreso a los escenarios del Distrito Federal tras una ausencia de diez años.
La noche del pasado viernes interpretó durante dos horas y media los temas que la hicieron famosa y que la definieron como La dama de hierro, título de uno de sus máximos éxitos que millones de seguidores que aún corean, pues les hacen recordar décadas de juventud, amor, pasión y todo lo que la vida da a manos llenas.
Desde las seis de la tarde parejas de esposos que se conocieron en los años 80 y que han alargado su noviazgo hasta el presente se sumaban a otros a quienes le regalaron el gusto de escuchar Sola con mi soledad y La pareja ideal.
Esta última canción es un sueño melódico, donde Marco Antonio Solís El Buki narra la felicidad de haber hallado por fin con quien compartir el resto de los días.
Para entrar el calor, pues la noche era fría, los caballeros invitaban a sus acompañante un tequila, un whisky o un vodka, como parte de la ruta CCH (concierto-cena y hotel).
Cuales géminis, los enamorados no se soltaban de la mano, se estrechaban en largos abrazos y se besaban como preámbulo al amor real.
Dicen que el amor es eterno mientras dura.
El olvido, el peor castigo
Marisela critica a los hombres que abusan sentimentalmente de las mujeres; sin embargo, su bandera de dignidad no es gritar que aquellos son ratas de dos patas
, sino que en el mundo existen más hombres y que el peor castigo será el olvido.
Los años de juventud, divino tesoro, de Marisela ya quedaron atrás, pero su cuerpo maduro alborotó la hormona cuando entró al escenario.
Los reflectores iluminaron su figura, su talle breve, sus piernas blancas y lisas y el cuello estirado en momentos de éxtasis vocal.
Es rubia, pero no tiene aires de Marilyn Monroe. Su imagen está a lado de El Buki, ídolo del pueblo que gusta de amar dándolo todo, hasta el extremo de trabajar y prometer fidelidad.
La imagen de la cantante quedó fija en la memoria, primero con un vestido blanco, luego con uno negro por el que asomaba su espalda y, al final, con un atuendo corto que dejó ver sus piernas.
El público, que coreó cada una de las piezas fue esa noche la pareja ideal
de Marisela.
La artista que en los años 80 se caracterizó por usar maquillaje en exceso llevó al público a la complacencia desde el primer tema –Enamorada y herida–, pasando por Mi problema, Sin él, Si no te hubieras ido, Tu dama de hierro.
Incluso, Marisela interpretó boleros y canciones rancheras que lucen en su voz.
La intérprete estadunidense subrayó que la década de los años 80 sigue viva.
Finalmente, explicó que junto con otras de sus compañeras, como Manoella Torres, Daniela Romo y Yuri, la pasión no es efímera.