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Ver día anteriorMartes 9 de noviembre de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Diez tips en apoyo al teatro mexicano
C

on gran alegría nos enteramos de que la iniciativa de reforma al artículo 226 bis de la Ley del Impuesto sobre la Renta (LISR) en apoyo al teatro mexicano, presentada por la senadora María Rojo con el apoyo de la comunidad teatral, fue recientemente aprobada por el pleno del poder legislativo de forma unánime. Un acto generoso y de justicia en el que se olvidaron los intereses partidistas y ganó el apoyo a este arte, que tanto prestigio ha dado a nuestro país. Este incentivo permite acreditar fiscalmente a los contribuyentes del ISR hasta 50 millones de pesos al año y apoyar hasta con 2 millones por producción teatral.

Este beneficio viene a corregir de forma sustantiva la política de recortes presupuestales para la producción de teatro mexicano, impulsada por el gobierno federal en los años recientes, sobre todo en el gasto directo a la creación dramática nacional.

Con el propósito de que funcione de la mejor manera y lo más pronto posible me permito trasmitir 10 tips, para que el estímulo al teatro mexicano sea democrático, incluyente, transparente y efectivamente pueda utilizarse desde el primero de enero del 2011 y no pase por los avatares, boicots y trampas que sufrió el estímulo del cine o el artículo 219, que se refería al apoyo a la ciencia y la tecnología que desapareció en 2009:

– Que se incluya en la Comisión de Redacción de las Reglas, de operación a representantes de los diversos miembros e intereses de la comunidad teatral. Ahí deberían establecer la presencia permanente de invitados del teatro mexicano, con voz pero sin voto, al momento de estudiar y aprobar los proyectos. Estos representantes deberán rotar su presencia cada año sin relección posible.

– Cincuenta pro ciento de los proyectos deberán ser de escritor nacional y el idioma será el español o cualquiera de las 56 lenguas indígenas del país. La nacionalidad del director será mexicana; en caso de ser extranjero deberá contar con una residencia en México con más de tres años comprobables.

– El productor teatral y sus partes relacionadas sólo podrán obtener un apoyo al año. Sólo podrán obtener otro apoyo quienes hayan cumplido en tiempo y forma con el compromiso anterior.

– Que en caso de que existan gestores de dinero para captar contribuyentes en apoyo al teatro, no sean partes relacionadas de éstos ni de los productores teatrales; por sus servicios podrán obtener máximo de 2.5 por ciento de los recursos conseguidos.

– Que se establezcan tabuladores por cada uno de los oficios y necesidades teatrales.

– Que se incluya en el costo de la producción teatral el costo de la promoción y publicidad, mismo que no deberá ser superior a 25 por ciento del costo de la producción teatral.

– Que la empresa productora y sus integrantes no sean partes relacionadas de las grandes empresas de la comunicación nacional o extranjera.

– El apoyo del 226 bis será de hasta dos millones o 80 por ciento del costo de la producción. En el caso de que se cuente con otros apoyos estatales, la suma de los mismos no podrá rebasar 80 por ciento del presupuesto total.

– Al momento de terminar la temporada de estreno se deberá realizar una auditoría de cierre obligatoria.

– Buscar indexar de forma automática el monto de los 50 millones de acuerdo con la inflación anual del Banco de México.

Explicar las razones del porqué de cada uno de los temas nos haría extendernos a un artículo interminable. Queda abierta la invitación para una reflexión más profunda entre nuestros gremios.

Dice la cultura popular que nadie aprende en cabeza ajena, pero si la comunidad teatral reflexiona sobre lo comentado, esto les permitiría evitar tropezarse con la misma piedra que obstaculizo, por largos periodos, el uso eficiente de los estímulos impulsados por el poder legislativo en beneficio de la ciencia, el arte y la cultura nacional.

Antecedentes y obstáculos en el cine mexicano

En 2005, se emitió el estímulo del artículo 226 de la LISR en materia de cine, pero ese año no logró operar, ya que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) se negó a hacer el reglamento respectivo aduciendo falta de técnica jurídica en el texto aprobado por el Poder Legislativo. No hizo, como lo ha hecho repetidamente en otros ordenamientos, las adecuaciones para su funcionamiento. El resultado fue que nadie logró aplicarlo y regresaron a las arcas hacendarias los 500 millones de pesos reservados al efecto.

En 2006, el Poder Legislativo lo reformó con el apoyo obligado de la SHCP. Desgraciadamente no entró debidamente en vigor, ya que el Subsecretario de Hacienda emitió un criterio que contradecía lo indicado por el poder legislativo, lo que provocó incertidumbre y miedo entre los contribuyentes. Esto se resolvió al finalizar el año con una aclaración de criterio emitido por el poder legislativo, con el apoyo de la comunidad fílmica, determinado que el tope era 10 por ciento del pago anual del ISR del año anterior o 20 millones por contribuyente y no 10 por ciento de lo invertido en la película. Por ello, de 500 millones, sólo lograron utilizarse 175.8 millones de pesos en 28 películas, el resto del dinero regresó a las arcas y se consideró ahorro. ¿Adónde fue a parar?

En 2007, la SHCP se negaba a reconocer que el contribuyente podía hacer uso del estímulo por medio de los pagos provisionales de los impuestos y exigía que fuera sobre el pago anual, lo que retrasaba su utilización e impedía el funcionamiento de acuerdo con las formas de la industria fílmica. Después de mucho tiempo se logró que fuera posible el uso de los pagos provisionales. Ese año se utilizaron 392 millones de pesos en 38 películas. Desgraciadamente, 108 millones se quedaron sin usar y se los ahorró Hacienda.

En 2008 la SHCP empezó a presionar a los contribuyentes mediante auditorías y la publicación de un criterio en el que estableció que los contribuyentes que usaran este beneficio fiscal deberían pagar un impuesto adicional del 28 por ciento del ISR, por incrementar su patrimonio. Es decir, los obligó a pagar impuestos por pagarlos por medio de un acreditamiento fiscal. Afortunadamente, el poder legislativo, a finales del año, emitió una aclaración de criterio y consideró que el uso de este estímulo no es un ingreso acumulado de forma automática para el contribuyente y así se logró evitar la estampida de declinaciones que frenaban la producción de ese año y se recuperó algo de confianza. Ese año se utilizaron 487 millones en 42 cintas.

En 2009, por fin se utilizaron los 500 millones, pero debido a la inflación nacional y la hiperinflación fílmica se redujo el número de cintas apoyadas a sólo 37. En el presente año se reformaron las reglas de operación y se generó una explosión de solicitudes, sobrepasando por mucho los 500 millones de pesos reservados al efecto, lo que provocó cierto malestar entre los miembros activos de la comunidad y los productores de reciente ingreso. Los 500 millones sólo sirvieron para apoyar 32 proyectos en total.

No incrementar el monto a utilizar desde 2005 provoca que cada día se apoyen menos proyectos cinematográficos ya que la inflación oficial ha sido superior al 25 por ciento y la extraoficial cinematográfica a más de 32.76 por en el periodo comentado.

* Escritor, director e investigador cinematográfico