Sugiere especialista fijar un gravamen extra a las gasolinas
Sábado 13 de noviembre de 2010, p. 33
El transporte urbano genera casi una cuarta parte de las emisiones de dióxido de carbono relacionado con la energía, por lo que mejorar este rubro es fundamental para asegurar la sustentabilidad ecológica de las grandes ciudades latinoamericanas, que se caracterizan por ser extensas y dispersas.
Así lo advirtieron los asistentes a la conferencia Transporte y cambio climático. No hay tiempo que perder, organizada por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y el Centro de Transporte Sustentable (CTS).
La forma en que nos movemos por la ciudad, afirmó Gabriel Quadri, especialista en temas de gestión ambiental, está directamente relacionada con el diseño de ésta, y la mayoría de las grandes urbes de América Latina y de México tienen un carácter disperso, al estilo de las de Estados Unidos.
Este modelo, contrario al existente en Europa, donde las ciudades son más compactas y densas, privilegia el uso del automóvil particular sobre el transporte colectivo, lo que resulta muy poco costeable en términos de gasto de energía, pérdida de tiempo y contaminación.
En la actualidad, 21 por ciento de los gases de efecto invernadero (GEI) del país son producidos por los vehículos automotores, pero este índice aumenta alrededor de 4 por ciento cada año, por lo que en 2020 podría significar la tercera parte del total de la polución.
La dependencia al auto y la estructura urbana distorsionada, advirtió Quadri, ha llevado a que en los recientes 10 años el Metro de la ciudad de México haya caído de 12 a 5.5 por ciento en su prevalencia de uso.
En sentido contrario, el carro particular subió de 12 a 30 por ciento; los taxis de 3 a 12 por ciento y los microbuses se mantuvieron con 45 por ciento de los viajes que realizan los capitalinos, es decir, casi 95 por ciento de los traslados se hacen por medios contaminantes, caros y poco efectivos.
Para cambiar esta situación, el especialista recomendó dejar de subsidiar el precio de la gasolina –e incluso ponerle un gravamen extra–, y al mismo tiempo reducir el impuesto sobre la renta, además de cambiar el patrón urbanístico de la ciudad, para hacerla más compacta y de esa forma evitar los traslados excesivamente largos.
El subsidio a los combustibles, aseguró, solamente beneficia a los sectores más ricos del país, y el eventual impacto inflacionario de esta medida no sería tan grave, puesto que ocurriría una sola vez y sus efectos se atenuarían gradualmente.
Salvador Herrera, director adjunto del CTS, apuntó por su parte que es indispensable unir los temas de transporte urbano y cambio climático, puesto que uno influye de manera determinante en el otro.
A pesar de que los autobuses, el trolebús y otros medios colectivos tienen mayor capacidad de movilizar a la gente sin gastar tanta energía ni espacio, los sucesivos gobiernos de la ciudad han invertido mucho más en infraestructura para los autos particulares, como es el caso de los distribuidores viales.
De su lado, Juan Mata, director general de políticas públicas para el cambio climático, de la Semarnat, habló sobre la necesidad de los gobiernos locales para allegarse recursos destinados a proyectos de transporte urbano.
En la próxima Conferencia sobre Cambio Climático de Naciones Unidas, a realizarse del 29 de noviembre al 10 de diciembre en Cancún, Quintana Roo, se explorarán esquemas para que las ciudades inviertan en planes adecuados de movilidad, anunció el funcionario.