El ajedrez te enseña a tomar decisiones y defenderlas
Esta disciplina brinda herramientas que no se transmiten con otra materia
Domingo 21 de noviembre de 2010, p. 3
Algunos lo llaman El Gélido por su manera analítica, precisa y fría de jugar al ajedrez. Otros lo definen como un hombre extremadamente calculador, capaz de controlar sus emociones frente al oponente hasta destruirlo. Anatoly Karpov, ex campeón del mundo, de visita en México señala: En el ajedrez, como en la vida, sin una estrategia no te puedes sostener por más fuerte que seas
.
Dedicado a esta disciplina desde los cuatro años de edad, el gran maestro ruso dice que la práctica de este juego deja una enseñanza clave: aprender a tomar decisiones y defenderlas.
En entrevista con La Jornada, en el contexto de su participación en la primera Gran Fiesta Internacional de Ajedrez UNAM 2010, sostiene que con el juego ciencia se pueden dar herramientas especiales, sobre todo a los niños, que no se pueden transmitir con otras materias.
En el ajedrez enseñas a los menores a tomar decisiones, que sean capaces de defenderlas y explicar por qué las tomaron. También se aprende a hacer análisis y a ser objetivos. Esto es muy difícil, pero si en esta disciplina no eres objetivo no puedes ser exitoso. Si sobrestimas o subestimas la fuerza de tu rival es tu problema, pero también si sobrestimas tu fuerza se convierte en problema.
Para el ex campeón mundial –sucesor de Bobby Fischer a mediados de la década de los 70 del siglo pasado– el llamado juego ciencia genera disciplina entre quienes lo practican, no sólo sobre el tablero, sino en la vida.
“El ajedrez enseña a comprender cuáles son tus partes fuertes y cuáles las débiles. Esto es muy importante en la vida, muchas veces sobrestimamos nuestras habilidades o posibilidades. Y el ajedrez –que también desarrolla la memoria– te instruye a planear, porque sin una estrategia pierdes el juego. Aun si eres un jugador muy fuerte, si no tienes un plan, no puedes sostenerte ni completar tus ideas.”
Durante la charla se comporta como lo hace frente al tablero: sereno y frío. Esconde toda emoción incluso cuando habla de sus grandes batallas.
Es difícil señalar cuál es mi mejor juego porque he tenido muchos muy importantes para la historia y la teoría del ajedrez
. Sin embargo, por supuesto, no deja fuera del listado aquella proeza alcanzada durante la edición de 1994 del torneo de Linares, España, cuando impuso un imbatible récord de 3 mil puntos, la mejor actuación en la historia de esa justa. Un clásico, el mejor torneo de mi vida.
Convertido en una leyenda viviente dentro de esta disciplina, el autor de Cómo aprender de las derrotas, considera que aquel juego por el campeonato mundial de 1984 frente a Garry Kasparov –encuentro que los especialistas esperaban desde mediados de los años 70– no debió ser suspendido por la Federación Internacional de Ajedrez, que esgrimió el argumento de que ambos rivales estaban exhaustos. Ese fue un gran error
. Fue la única ocasión de las cinco que se enfrentaron por el campeonato del mundo que no fue derrotado por Kasparov.
–¿Le hubiera gustado lograr el campeonato mundial de 1975 derrotando a Bobby Fischer?
–Es la competencia más importante del ajedrez, pero de camino a este encuentro (que finalmente no se realizó porque Fischer declinó defender su campeonato) vencí a los mejores contendientes y jugué más partidas de las que se juegan ahora de principio a fin para convertirme en campeón del mundo.
–¿Por qué considera que la antigua URSS y ahora Rusia hayan dado tantos campeones mundiales en su disciplina?
–Tenemos un sistema apoyado no sólo por el Estado y por el Ministerio de Deportes, sino también por organizaciones privadas. Es un sistema a diferentes niveles con un objetivo: encontrar niños talento y apoyarlos en su progreso. Tenemos entrenadores que visitan diferentes competencias y así conocen las situación de casi todo el país, detectan a los niños para que tengan un entrenamiento especial. Yo fui parte de este sistema, cuando me descubrieron como un jugador prometedor, era un joven. Hay un calendario que se debe cumplir, es todo un sistema especial.
Karpov aplaude la visión de la UNAM de haber organizado esta feria internacional. Es muy importante que se desarrolle el ajedrez y es bienvenido por la gente. Creo que es el mayor encuentro en América Latina y está al nivel de los festivales europeos, como los de Francia, Holanda, Alemania y Rusia.
– ¿En cuánto tiempo prepara un ajedrecista una competición?
–En Toda la vida, concluye.