En la recta final de la disputa por la presidencia nacional del PAN, el aspirante Gustavo Madero dijo ayer en Mérida que el PRI “tiene temor, pánico, a las alianzas partidistas, porque no quiere caer en un desPeñadero con su potencial candidato a la Presidencia de la República para 2012, Enrique Peña Nieto”.

Paralelamente, en el Distrito Federal, Roberto Gil, Cecilia Romero y Francisco Ramírez Acuña, quienes también contienden por la dirigencia del blanquiazul, se reunieron con diputados federales de su partido y protagonizaron un inesperado debate sobre la situación en la que se encuentra este instituto político y las propuestas de cada uno para conducirlo en los próximos tres años.

El encuentro, a puerta cerrada, se realizó en un restaurante del sur de la ciudad y asistieron 80 de 170 diputados del blanquiazul y, entre ellos, la coordinadora en la Cámara de Diputados, Josefina Vázquez Mota. De ellos poco más de 40, con consejeros nacionales.

Los tres aspirantes se comprometieron a respetar la decisión que tome la bancada en caso de que su coordinadora, Josefina Vázquez Mota, decida dejar ese cargo para buscar la candidatura presidencial del blanquiazul.

La diputada panista, a su vez, apuntó que cada candidato tiene su propia visión del partido, pero todos coinciden en la necesidad de fortalecerlo.

Gustavo Madero aseguró durante su gira por Yucatán que a diferencia del PRI, Acción Nacional quiere salir fortalecido en su proceso de elección interna, el cual se realizará el próximo 4 de diciembre.

Tenemos cinco candidatos y un proceso democrático, mientras que los priístas juegan con dados marcados y una elección simulada, añadió.

La prioridad del PAN, con o sin alianzas, es la Presidencia de la República y los panistas demostrarán que pueden gobernar mejor que los priístas, añadió el senador.

Al tocar el tema de la inseguridad, declaró: Durante décadas fuimos permisivos e ignorantes y hoy enfrentamos las consecuencias; los hijos de la fregada son los delincuentes, quienes secuestran, quienes matan y el gobierno de Felipe Calderón actúa de manera histórica contra una enfermedad expansiva que corrompe espacios de la sociedad y del gobierno.