Viernes 26 de noviembre de 2010, p. 3
Enfrentamientos sin precedentes entre presuntos narcos y policías se dieron en días recientes en las favelas de la desfavorecida zona norte de Río de Janeiro, una urbe prácticamente fracturada en dos partes: la turística y residencial zona sur.
Según la policía, un total de 17 mil 500 efectivos están en estado de alerta
.
Citado por la prensa local, el secretario de Seguridad del estado de Río, José Beltrame, señaló que podría haber hasta 13 pedidos de transferencia de traficantes presos en Río de Janeiro, sospechosos de ordenar los ataques, para prisiones de máxima seguridad en estados alejados.
Algunas de las transferencias ya habrían sido realizadas.
Beltrame señaló incluso que aparentemente dos grandes grupos de narcotraficantes rivales se habrían unido contra la política del gobierno estatal, de recuperar territorios en manos de delincuentes.
Esos grupos serían el añejo Comando Vermelho (CV) y el ADA (Amigos de los Amigos) que tiene alto poder de fuego y dominan las dos mayores favelas cariocas: la Rocinha (sur) y el Complejo do Alemao (norte).
Hace poco más de un año en la zona cercana al famoso estadio de Maracaná, que será uno de los escenarios del Mundial de futbol en 2014, los traficantes derribaron un helicóptero policial que participaba de un operativo y tres agentes murieron. El aparato quedó reducido a cenizas en un campo de futbol vecinal.
Tras asumir su cargo en enero de 2007, el gobernador Sergio Cabral, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño, de ideología de centro, anunció una lucha sin tregua contra el crimen, tras lo cual comenzaron los continuos operativos en varias de las 980 favelas de la ciudad; hasta ahora jamás se habían empleado vehículos blindados en estas acciones.
La violencia es un problema endémico en Río de Janeiro, donde cerca de 2 millones de habitantes (aproximadamente un tercio de la población del municipio) viven en mil favelas, y para 2014 las autoridades se proponen pacificar una centena de los barrios más violentos.