Modelo de educación libre
n espacio educativo libre al que la palabra escuela
le sienta muy rígida, un lugar nada convencional en el que la premisa fundamental es la libertad dentro de una colectividad, coadyuvando al crecimiento y formación de los niños a partir de lo que cada uno quiere y necesita. Doyonets es un atrevimiento pedagógico del que surgen personas que rechazan la imposición y el autoritarismo, seres humanos críticos y rebeldes, lejos de la docilidad que se potencia en las escuelas formales.
En el barrio de Pedralvilla, en Valencia, se construye paso a paso una apuesta educativa diferente, llena de rincones de aprendizaje que evaden las reglas de la educación formal. No se trata de un espacio en el que los niños aprenden lo mismo de otras maneras
, precisa Jordi Martínez, uno de los coordinadores. Se trata, indica, de un trabajo sicodinámico y preventivo que intenta sentar las bases del cambio desde la niñez.
Nada más rebelde y emancipador que respetar los procesos normales de los niños, haciéndolos sentir amados, queridos, tocados y, principalmente, tomados en cuenta. Se trata, ante todo, de fomentar que hagan los que les apetezca, que deciden qué quieren aprender y a qué quieren jugar, partiendo de que cada uno y una son diferentes, que cada quien tiene su carácter y su ritmo.
Imma Serrano, otra de las coordinadoras y una entusiasta promotora del proyecto, advierte que no se trata de que crezcan sin reglas, sino de que sepan que su palabra cuenta en medio de una colectividad y de otras palabras que también cuentan. Son niños y niñas capaces de luchar por lo que quieren, y se plantean, por ejemplo, que quieren cosas buenas para el mundo. El resultado es, sin duda, que se desarrollan con una mayor felicidad.
Esta experiencia educativa no es reconocida institucionalmente, aquí los niños no son evaluados, no hay calificaciones ni grados, y los padres y madres asumen el riesgo
de no contar con los papeles oficiales. Algo que parecería insólito en un país europeo en el que predominan los valores de la competencia.
Aquí, explica Imma, no hay objetivos a priori y los niños (de entre dos y 14 años) se desarrollan sin ninguna de estas presiones. Se les facilitan recursos y herramientas para continuar con su educación preparatoria y universitaria, y en la mayoría de los casos, ya insertos en el sistema formal, resultan alumnos sobresalientes, críticos y siempre curiosos.
Doyotens trabaja sin el reconocimiento oficial y por lo tanto no tiene recursos institucionales. En este espacio la autogestión es parte importante del proyecto, pues involucra a toda la comunidad.
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