La novelista argentina dará a conocer su obra El mañana
Martes 30 de noviembre de 2010, p. 9
Queda la sensación originada por la dictadura en Argentina, el resabio de aquello que no pudo ser dicho, afirma la escritora Luisa Valenzuela sobre su novela El mañana, que será presentada el primero de diciembre en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, y con la que rinde homenaje al escritor desaparecido Haroldo Conti.
Cuando empecé a escribirla, durante el gobierno de Fernando de la Rúa (1999-2001), no digo que hubiera nada de todo eso (la dictadura), pero siempre quedaba el resabio de aquello que no pudo ser dicho. Recién ahora afloran todos estos cadáveres, están reconociéndolos, están rejuzgando a los militares
, dice la novelista argentina a La Jornada.
Reconoce la existencia de la “mano de obra desocupada: torturadores que trabajaban para los militares, que se quedaron sin trabajo gracias a Dios, y se dedican a hacer sus propios robos, sus propias trapisonas.”
El libro se inicia con la captura de 18 escritoras en el barco El mañana, donde se realizaba un encuentro literario de mujeres y su encarcelamiento tras imputárseles varios delitos. Siempre hay un conocimiento prohibido en toda circunstancia. Esa es una de las sospechas por las cuales se cree que fueron apresadas, pero por ahí lo fueron por otros motivos, por ahí fueron acusadas injusta o inútilmente. Como es una novela de conjeturas, lo interesante es que mediante la trama cada lector vaya armando su propia historia
, agrega.
Publicado en México por el Fondo de Cultura Económica, Valenzuela destaca en el nombre del barco donde empieza la historia: “Un homenaje un poco secreto a Haroldo Conti, porque nuestro gran escritor desaparecido, junto con Rodolfo Walsh, en su última novela, Mascaró el cazador americano, tiene un barquito de poca laya que se llama El Mañana, y son maravillosas las cosas que van sucediendo en el periplo de esta embarcación”, afirma.
En la narración, se rescata la figura de Juana Azurduy, heroína poco recordada de la guerra de Independencia en Argentina y La Plata (hoy Bolivia), que tiene que ver con el desreconocimiento de las mujeres. Ahora poco a poco ellas van cobrando una situación de poder importante y un reconocimiento, pero ha sido una lucha ardua, de siglos
.
Historias y personajes vinculados a partir de la sospecha de que existe un código desconocido. No creo que haya un código secreto, son una multiplicidad de códigos que se van destrabando. Son códigos porque estamos regidos por esta cosa tan poco precisa que es el lenguaje, nuestro conocimiento de eso que llamamos realidad es a través de las palabras y de los nombres de las cosas y todo depende de cómo enfocamos esos nombres
.
En su novela, un personaje habla del “frustrante acto de narrar, de producir algo de la nada.
“No creo que sea frustrante la palabra –señala–, quizá lo dice ahí porque ella se frustró en el camino. Los protagonistas tienen derecho a sentir. Si alguno lo dice yo no me responsabilizo. No los puedo obligar a decir lo que yo pienso. Ellos cobran vida propia. Creo que ahí está una parte de la felicidad y del horror de escribir, pero no es frustrante, es aterrador porque cobran una vida muy fuerte y a veces no nos gustan”.