Güilotas y techalotes
l norte del país es rico en paisajes y también en expresiones culturales. Hoy nos referiremos a los mexicaneros que se consideran descendientes de quienes salieron en busca de Tenochtitlán; su lengua materna es el náhuatl. Se concentran en San Pedro Jícoras, población ubicada donde colindan Durango, Nayarit, Jalisco y Zacatecas.
Entre los mexicaneros se honra al agua, al águila y al sol, y en general a la naturaleza. Los santos les dejaron la costumbre de sacrificar al venado de manera ritual, de bendecir los elotes y de ofrendar tamales a la deidad. Según se apunta en una monografía de la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, el xurávet es la ceremonia agrícola de petición de lluvia y salud. Como en otras culturas, se honra a los cerros y al maíz.
En el ensayo, Los mexicaneros en el Norte de México: una reflexión sobre las prácticas agrícolas y de caza-recolección
, que forma parte del libro Nómadas y sedentarios, editado por la Universidad Nacional Autónoma de México, Neyra P. Alvarado Solís, describe la relación de los mexicaneros con su entorno natural.
En esta zona semidesértica hay chalate, mezquite, maguey, nopal y pitahaya, entre otras plantas originarias. Como producto de la caza comen techalote, que es una especie de ardilla; venado, conejo, tejón e iguana. En el río que se ubica en la barranca de San Pedro, pescan bagre, mojarra, trucha, matalote y camarón de río. Cultivan la milpa y ahí recogen maíz, frijol y calabaza; por vivir en una ladera de terreno pedregoso utilizan el palo sembrador. El trabajo en los huertos familiares les permite obtener sandía, papaya, caña de azúcar y naranja, entre otros productos. También conocen bien las plantas medicinales.
Neyra P. Alvarado describe interesantes técnicas que utilizan los mexicaneros para cazar aves, como las güilotas que cantan o wílot cantaró, y las güilotas pintas a las que clasifican como wílot viudo. Utilizan para ello ciertos cacaxtles que tienen un hoyo. Lo colocan en el suelo y lo cubren de pequeñas ramitas y unos palitos bofos de la planta llamada wawaló. Sobre esto ponen semillas de amaranto o huahtli. Cuando las aves se acercan a comerlas, se jala la cuerda y caen al cacaxtle.
Como otra muestra de continuidad cultural, los mexicaneros utilizan las antiguas nazas o cestas para pescar; ahora las sustituyen con bolsas para mandado. Cuando crece el río en las primeras lluvias las ponen en el cauce y capturan peces de distintas especies. También usan una soga a la que atan a cierta distancia unos de otros, varios hilos con sus respectivos anzuelos. La llaman maroma y la tienden a lo largo del río y la cuidan durante la noche hasta que caen los peces.