Miércoles 8 de diciembre de 2010, p. 6
La Habana, 7 de diciembre. Detrás de las acusaciones de presunta violación sexual presentadas contra el fundador de Wikileaks, Julian Assange, aparece la colaboradora cubana de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) Anna Ardin, vinculada con el terrorista
Carlos Alberto Montaner.
“Ardin participa en la campaña contra el fundador del sitio web Wikileaks, cuyas revelaciones mantienen despavorido al Departamento de Estado estadunidense”, señala el diario Granma.
Tras su salida de Cuba, comenzó a colaborar con los sitios web financiados por la Agencia para del Desarrollo Internacional (USAID, por su siglas en inglés) y controlados por la CIA, revela Granma.
Esta persona sería la demandante oficial del fundador de Wikileaks con su amiga Sofía Wilden, quien fue supuestamente la primera en quejarse del abuso sexual ante la policía de Suecia.
Una de esas páginas web, financiadas por la USAID, con la cual cooperó es Miscelánea de Cuba, propiedad del cubano Alexis Gainza, indica el artículo.
De colaboradora de Gainza y de la inteligencia estadunidense Ardin se metamorfoseó
en experta en medios de comunicación suecos tales como Dagens Nyheter y SVT, para luego convertirse en figura del gobernante Partido Social-Demócrata del país nórdico.
Gainza se vincula también con la alemana Sociedad Internacional para los Derechos Humanos, más conocida por sus siglas en alemán IGFM (Internationale Gesellschaft für Menschenrechte).
Con conocidos lazos con la inteligencia alemana y estadunidense, la IGFM mantuvo en sus filas a ex nazis, como Ludwig Martin, o ex militares, como Dieter von Glahn.
El actual portavoz y presidente de la IGFM, Martin Lessenthin, colabora estrechamente con el partido golpista venezolano Primero Justicia, del terrorista
Alejandro Peña. Primero Justicia –subraya Granma– es el socio principal en Venezuela del Instituto Republicano Internacional, organización de extrema derecha subsidiada por la National Endowment for Democracy. La demanda contra Assange, algo extraña, pero aparentemente conforme a la legislación sueca, consiste en el delito de haber practicado sexo sin condón, y haber tenido dos encuentros amorosos en una misma semana con cada una de las presuntas víctimas.