Premios a lo peor
Cecilia, la secretaria migrante
El profesor Tuta
Feminicidios en Edomex
a atención pública es concentrada en los entretelones macabros de la búsqueda de los restos óseos del asesinado Hugo Wallace y en los pliegues familiares y criminales del adolescente ejecutor apodado El Ponchis, mientras en el arranque del sopor navideño la piñata de los regalos políticos es reventada a golpes de cinismo e irresponsabilidad.
Tal como se preveía, la yunquista Cecilia Romero ha pasado de los trenes de la muerte y del maltrato criminal a migrantes a la secretaría general del comité nacional panista. Como si nada, sin castigo alguno, políticamente triunfadora, la ex directora del Instituto Nacional de Migración es ahora la segunda funcionaria en importancia del partido (todavía) en el poder. Por unanimidad, los 40 integrantes del CEN del partido blanco y azul formalizaron la exoneración política de quien tuvo que dejar su cargo federal luego de la matanza de decenas de migrantes centro y sudamericanos encontrados en un rancho tamaulipeco, lo que solamente fue un nutrido botón de muestra de la diaria agresión mexicana a ese tipo de viajeros indocumentados.
Dicha es la suerte de los funcionarios calderonistas que cometen desde faltas administrativas hasta pillerías descaradas o actos criminales: se les sostiene en el cargo hasta donde es posible y, si fuera necesario quitarlos del puesto, se les busca acomodo similar o superior, para que se mantenga la unidad mafiosa en la cúpula. A Juan Camilo Mouriño solamente la muerte lo retiró de la carrera de acumulación de riqueza pública en cuentas personales y familiares, pues su protector jefe lo sostuvo a pesar de las evidencias de esos conflictos de intereses y tráfico de influencias. A Juan Molinar Horcasitas se le llevó a la jugosa Secretaría de Comunicaciones y Transportes a pesar de su responsabilidad en el manejo del Seguro Social y en específico de las guarderías que luego acabaron en incendios y muertes infantiles, como sucedió en Hermosillo. A la ex jefa de la oficina de Calderón, Patricia Flores, se le ha promovido a otros cargos –estratega de la campaña de Roberto Gil por la presidencia del PAN, empeño frenado en seco por la señora Margarita que cada vez toma más control y presencia, ante la languidez de su emproblemado esposo– e incluso se ha buscado que ocupe una embajada importante, a pesar de la insistente versión de manejo fraudulento de fondos públicos a su cargo para celebraciones bicentenarias y centenarias. Y a la panista que durante años sostuvo la corrupta red criminal del Instituto Nacional de Migración –extorsiones por sistema, agresión a los viajeros, complicidad con policías estatales y federales para hacer negocio
con quienes en su mayoría son centroamericanos– y a la que estalló el escándalo internacional del rancho San Fernando, se le lleva ahora al segundo nivel panista, pa’ que aprendan a respetar.
Miles de millones de pesos derrochados sin verdadero control administrativo en la guerra
contra el narcotráfico, 30 mil muertos después y cientos de miles de mensajes electrónicos de voz sombría anunciando éxitos
y capturas
de primer orden, y el aparato gubernamental belicista no es capaz de detectar que uno de sus principales adversarios está registrado como profesor en Michoacán y devenga sueldo: Servando Gómez Martínez, La Tuta, uno de los jefes de La Familia, está localizable cuando menos en documentos oficiales, pero ni los servicios de inteligencia
ni García Luna Productions encuentran al profe Tuta en los dominios de Los Hermanos Godoy.
Enrique Peña Nieto gasta diariamente carretadas de dinero público para promover su imagen y encaminarse a la candidatura presidencial de 2012, mientras en el estado de México aumentan los asesinatos de mujeres, sin que haya castigo más que en pequeña proporción y siempre todo sujeto a que sean creíbles los resultados
que ofrece un gobierno cuyo signo justiciero distintivo se ha perdido entre los huecos de camas de marca Paulette. Cada vez hay más trata de blancas, violencia sexual y crímenes contra mujeres en el estado de México, sobre todo en los municipios de Nezahualcóyotl, Tultitlán y Coacalco, sin que los gobernantes tengan más ojos que para campañas electorales y futurismo. Ayer, por ejemplo, se conoció con gran imprecisión oficial del descubrimiento del cadáver de una estudiante de la Universidad Autónoma del Estado de México, Karla Jazmín Rueda Servín, que en Twitter usaba el nombre de @darkajim y que había desaparecido desde el pasado 19 de noviembre, cuando salió de su casa en Toluca rumbo al Centro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras, de Ciudad Universitaria, donde tomaría clases. A pesar de que en las redes sociales se exigió información clara sobre el asunto, las autoridades mantuvieron un silencio que parecería augurar que la muerte de la alumna es una más de la cadena sin castigo que se ha producido en la entidad cuyo mandatario está ávido de otro tipo de reflectores, no del que corresponde a la exigencia de freno a esos asesinatos.
Hortensia Aragón, la secretaria general del comité nacional perredista, ha dicho, mientras tanto, que no es impensable una alianza entre el partido del sol azteca y Acción Nacional, y ha planteado lo que pareciera encajar en el ánimo del gran jefe aliancista, Felipe Calderón: la posibilidad de que las siglas antitéticas se fundan en un abrazo ciudadano
postulando a alguien ajeno a ambas organizaciones, un hombre sin partido. Ya en esta columna se ha documentado antes el entendimiento político entre Calderón y Juan Ramón de la Fuente, de tal manera que con esos posicionamientos colaboracionistas de quien ocupa el segundo cargo en importancia en la estructura formal del perredismo, la mencionada Aragón, se fortalecen las especulaciones de que contra el salinismo penañietista se levanta el frente zedillista calderonista con De la Fuente como contracara bonita.
Y mientras, para zafarse con cierto decoro, Yeidckol aprovecha la rendija que le brinda Alejandro Encinas, al hablar éste de la posibilidad de aceptar la candidatura al estado de México, ¡hasta mañana!
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