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Contra el Establishment
Campaña de Washington contra Daniel Ortega
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Daniel Ortega, presidente de Nicaragua (a la izquierda), y Álvaro Colom, su par de Guatemala, ayer en Managua. Ambos preparan la cumbre del Sistema de Integración Centroamericana que se realizará en Belice el próximo día 23Foto Reuters
 
Periódico La Jornada
Miércoles 15 de diciembre de 2010, p. 31

Comunicaciones diplomáticas estadunidenses revelan que Washington desempeñó un papel activo en contra del líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional, Daniel Ortega, con la intención de evitar su triunfo en las elecciones presidenciales de noviembre de 2006.

El embajador estadunidense Paul Trivelli no pudo impedir la victoria del ex guerrillero, a pesar de que armó una campaña de distribución de información a contactos apropiados, con el fin de proyectar a Ortega como enemigo de Estados Unidos, que en la década de 1980 organizó y financió grupos armados que minaron al gobierno revolucionario eregido a partir del derrocamiento del dictador Anastasio Somoza.

La embajada intenta usar la información de estas notas (sobre los antecedentes de Ortega) en pláticas con interlocutores nacionales y extranjeros, como medio para recordar a los electores nicaragüenses y otros, el verdadero carácter de Ortega y los sandinistas.

En estos reportes sobre el gobernante que entregó el poder a Voioleta Chamorro tras reconocer su derrota en las urnas en 1989, Trivelli destacó su intención de asociar la figura de Ortega con la del ex presidente Arnoldo Alemán, conservador que gobernó en la década de los 90.

En un memorando de mayo de 2008, Trivelli señaló que 15 meses después de que Ortega tomó posesión del gobierno, el mandatario había forjado una política exterior cuya conducta era similar a la de un adolescente petulante o de un candidato a ser miembro del eje del mal, en alusión a la integración de Nicaragua a la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América, en la que participan Venezuela, Cuba, Bolivia y Ecuador.

El actual embajador, Robert Callahan, escribió en un cable diplomático de febrero pasado que la administración de Ortega había tenido algunos acercamientos a la embajada, aparentemente por problemas en la cooperación con Venezuela.

Sin embargo, Callahan reconoció que la Alba no está en peligro inminente, aunque señaló su desconfianza hacia Ortega y sus acciones para mejorar las relaciones con Washington.