Miércoles 5 de enero de 2011, p. 3
La mayoría de las alteraciones que presentan los pacientes tienen su origen en una mala comunicación entre las neuronas de la corteza y de otras estructuras cerebrales, como el hipocampo. Este fenómeno se exacerba por la pérdida de capacidad de las neuronas para formar nuevas comunicaciones o sinapsis.
A esta capacidad se le conoce como plasticidad sináptica, la cual se refiere a cómo las experiencias de un individuo –por información obtenida por los sentidos o el aprendizaje y la memoria– modifican la estructura del cerebro y su conectividad por medio de la formación de nuevos ensamblajes neuronales.
Así, aunque es falso que el Alzheimer se deba a muerte neuronal, se reconoce que la pérdida de plasticidad sináptica también se observa en procesos naturales como el envejecimiento.
Por otra parte, estudios experimentales han demostrado que una vida física e intelectualmente activa echa a andar mecanismos celulares y moleculares que refuerzan las conexiones sinápticas y previenen el deterioro cognitivo relacionado con la pérdida de las mismas en la vejez.
Fuente: Luis Bernardo Tovar y Romo en Envejecimiento humano, una visión transdisciplinaria. Instituto de Geriatría, Ssa, 2010