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Zunzunegui escribió un libro sobre la gesta de 1910 para sembrar dudas en los lectores

La religión revolucionaria cumplió cien años y sigue sin dar frutos, dice historiador
 
Periódico La Jornada
Martes 11 de enero de 2011, p. 5

Al partir de la tesis de que la Revolución Mexicana es un mito, de que en realidad en nuestro país no se tuvo una revolución social, el historiador Juan Miguel Zunzunegui reflexiona en torno a esa cuestión en su libro La historia de una matanza por el poder.

Publicado por Editores Mexicanos Unidos, en su colección historia, de acuerdo con el autor “el problema con la revolución –en minúsculas, dice– es que es como una religión; la historia oficial se enseña de la misma forma desde que somos pequeños, antes de que tengamos capacidades críticas, con textos de carácter sagrado y con dogmas incuestionables que uno siempre debe aprender y repetir. Y si la religión (católica) es una de las cosas que tiene hundido al país, la religión revolucionaria lo es también. Ya cumplió cien años y sigue sin dar frutos”.

¿Qué cambió?

Juan Miguel Zunzunegui no considera un mérito que se califique a la Revolución Mexicana como la primera del siglo XX.

Es como decir que fuimos el primer país del siglo XX que se empezó a agarrar a madrazos. ¿Eso hay que festejarlo?, se pregunta el investigador.

“Ante eso me señalan que fue una revolución social, pero el que la encabeza en un principio, según la historia oficial, es Francisco I. Madero, uno de los hombres más ricos del país, que nunca había trabajado en su vida, que vivía más tiempo en el extranjero que en México, que era ingenuo y pensaba que es científico porque es homeópata y que habla con espíritus.

“Entre asesinatos y traiciones luego vendrían otras figuras –continua el historiador–, como (Victoriano) Huerta, un militar y político del porfiriato; Venustiano Carranza, otro militar de ese régimen, y después Álvaro Obregón, otro de los hombres ricos del país; entonces, en qué momento está la parte popular de la Revolución.

“Igual me dicen ahí están Francisco Villa y Emiliano Zapata, pero ellos no ganaron la revolución, ellos representan al pueblo que la perdió.

La revolución la ganaron los aristócratas, los de arriba y eso para mí no fue una revolución. Lo es para mí aquella que involucra un proyecto de nación y un cambio total del sistema.

Zunzunegui se vuelve a preguntar. ¿En la Revolución Mexicana qué cambió, más allá del pelado que se sienta en la silla presidencial? Para mí, nada.

La historia de una matanza por el poder, detalla su autor, “tiene como propósito (en 160 páginas) sembrar dudas en los lectores para reflexionar en torno a la historia del país, con un lenguaje sarcástico e irreverente.

“El mexicano lee poco y si le presento un mamotreto de 500 páginas no lo va a leer. El libro contiene reflexiones propias y si a alguien le interesan podrá luego recurrir a uno más especializado.

El objetivo de mis libros no es contar la historia de manera cronológica y mencionar a todos los personajes. Eso es lo que menos importa de la historia. En México nos hacen aprender fechas, nombres y hechos. Y eso no sirve; lo importante es reflexionar sobre la historia.