La principal vía de circulación del oriente del Distrito Federal, la calzada Ermita Iztapalapa, fue rescatada no sólo para recuperar su imagen urbana, sino para resaltar el valor histórico, cultural y social de los pueblos y barrios que integran la demarcación.

La calzada, ahora llamada como Ermita Iztapalapa: camino de culturas y tradiciones se transformó para revalorar e identificar a los pueblos originarios, por lo cual se colocó en cada entrada un arco distintivo y representativo de la respectiva, informó la jefa delegacional, Clara Brugada Molina.

En la inauguración de las obras mencionó otros dos ejemplos: el arco de Santa María Aztahuacán, en el que se simboliza el reloj que se encuentra en el centro del pueblo, representado por las garzas que le dieron el nombre y los girasoles que abundan en este sitio en julio y agosto. El de Santa Martha Acatitla conmemora el viaje de los pueblos lacustres y los carrizos que le dan su nombre. Es la imagen de nuestro valle y la relación con el agua.

También detalló que se instalaron esculturas representativas: la fuente escultura Pueblo unido, en la estación Atlalilco del Metro, y Mujer con caracol, en el Eje 6 Sur. También está la representación de la ceremonia del fuego nuevo en el Cerro de la Estrella y la estela Imaginarte, en la colonia Reforma Política.

Mencionó el jardín vertical que se colocó en el Auditorio Quetzalcóatl, ubicado sobre la avenida Ermita Iztapalapa, esquina Cuauhtémoc. En este muro se representa a la serpiente emplumada, Quetzalcóatl.