Mérida, Yuc., 26 de febrero. El campeón minimosca Gilberto Keb cobró una vieja afrenta ante el retador José Antonio Jaguar Aguirre. Lo castigó casi mecánicamente, lo suficiente para no permitirle salir para disputar el noveno episodio. Así Keb retuvo el cinturón del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y lavó el honor de su familia.

Hace 11 años, Juan Alfonso Keb quiso ser campeón del mundo. Aguirre estropeó ese sueño. En la esquina, Gilberto vio cómo su hermano perdía la oportunidad y prometió cobrar la ofensa. Este sábado, en el Poliforum Zamná, lo cumplió.

Cuando la intención es liquidar al rival, los peleadores salen a noquear y Keb estuvo a la caza de la cabeza del Jaguar. Apenas en el segundo asalto, el campeón consiguió acorralarlo en una esquina neutral y le asestó varios golpes que parecían que terminarían con el combate, pero la campana lo salvó del nocaut.

Gilberto Keb liquidó en ocho capítulos a AguirreFoto cortesía Alma Montiel

La obsesión por conectar en forma decisiva a Aguirre hizo que Keb disparara menos golpes, entonces empezó a buscar el cuerpo. El rostro de Aguirre sangraba y estaba inflamado.

En un segundo, el Jaguar consiguió meter una mano al rostro de Keb, pero el campeón respondió con una derecha en plena cara, que parecía liquidar a su rival.

Para el octavo episodio se confirmó la superioridad de Keb. El calzoncillo de Aguirre era un trozo de tela ensangrentado y apenas podía sostener las manos en alto. Un golpe tras otro caía sobre él. Sonó la campana y en su esquina el mánager le dijo: ya no más. No salió para el noveno capítulo. Keb refrendó el cetro en su tierra y ante su gente. Levantó las manos. Sonrió por el honor de su familia.