Política
Ver día anteriorDomingo 3 de abril de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

La gente halló el escape en Internet y las redes sociales, apunta en simposio experto

La rebelión en Egipto acabó con Mubarak y con la prensa censurada y ajena al lector
Foto
Reporteros de varios medios de información occidentales corren durante un bombardeo de cazas del gobierno libio, el 11 de marzo pasado, cerca del puerto de Ras LanufFoto Reuters
Enviada
Periódico La Jornada
Domingo 3 de abril de 2011, p. 13

Austin, 2 de abril. La sociedad egipcia se rebeló contra Hosni Mubarak y contra una prensa tradicional censurada por el gobierno, desconectada de sus lectores y con sitios web que funcionaban con el modelo de papel.

En la cascada de experiencias presentadas por diversos medios de comunicación, sobre todo de Estados Unidos, en el simposio internacional de periodismo digital del Centro Knight se abrió espacio para el debate acerca de las revueltas impulsadas desde las redes sociales en África del Norte.

Si algo quedó claro con la exposición de Ahmed El Gody, investigador de la Universidad de Orebro, en Suecia, fue que la prensa egipcia no miró hacia su público mientras éste se apropiaba de las redes sociales para comunicarse. Esto se tradujo en 3.2 millones de usuarios de Facebook, 3 millones en Youtube y un millón 130 mil en blogs.

Aunque era casi imposible que los medios egipcios voltearan hacia su público, el gobierno mediatizaba la relación de la prensa con la sociedad a partir de 160 artículos de la Constitución que restringían la libertad de expresión.

El gobierno tenía el control de los medios, del mensaje y de su distribución. Por eso la gente encontró en Internet y en las redes sociales la forma de escapar de la censura del gobierno, explica a La Jornada el también catedrático y director del Laboratorio de nuevos medios de comunicación modernos de ciencias y de artes de la Universidad de Orebro.

Antes de la revuelta las discusiones populares comenzaron en Internet y se dio una especie de democracia virtual que a partir de las protestas del 11 de enero, del llamado Día de la ira, se convirtieron en una democracia real. Con números se puede explicar cómo se gestó el cambio blanco de Egipto. En cinco años la cantidad de usuarios de Internet aumentó siete veces para llegar a 22.1 millones. De este modo los egipcios comenzaron a usar la tecnología para debatir, criticar a los funcionarios gubernamentales, a los partidos políticos, y compartir experiencias para proponer soluciones a los problemas sociopolíticos, y construir diferentes visiones del futuro del país.

Los jóvenes aprovecharon la creación de sitios de noticias en línea, blogs, Youtube, Twitter, podcasts, mensajes de texto, la telefonía móvil y las cuentas en redes sociales que no podían controlarse desde el gobierno.

Del otro lado estaba el periodismo convencional, definido así por El Gody, el cual no supo usar la tecnología para acercarse a los ciudadanos ni exploró más allá de los límites de un sistema tradicional de relación con el poder.

Sobrevino el fracaso de los medios egipcios que pasaron de tener una presencia activa entre la población a una simbólica. De poco sirvió que 40 por ciento de los periódicos crearan sus páginas web.

Un estudio aplicado a 12 sitios web de periódicos egipcios demostró que Internet era sólo otra forma del papel impreso, no una herramienta para desarrollar contenido de noticias o interactividad con la audiencia.

Las cifras mostradas por El Gody son demoledoras: 80 por ciento de los sitios de noticias egipcios no se actualizaba, algunos en más de cuatro meses; 75 por ciento no ofrecían ninguna noticia en tiempo real y 80 por ciento no presentaba una herramienta de búsqueda de noticias.

No eran útiles para una sociedad de millones de jóvenes conectados al mundo por Internet. Ahora, el académico egipcio se entusiasma con el inicio de otra etapa para los medios de comunicación de su país, cuya supervivencia dependerá de su conexión con la sociedad.

La clave es que tras los cambios varios empleados gubernamentales ya no controlan a la prensa y nuevos líderes comienzan a tomar el control de los medios tradicionales. La regla es cambiar. Pensar que no seremos agentes del gobierno nunca más: somos agentes de la sociedad, dice.