Domingo 3 de abril de 2011, p. 13
Austin, 2 de abril. Los periódicos de América Latina se modernizan con elementos de multimedia básicos, pero son lentos para abrirse a la interacción con sus lectores.
Del panorama mostrado en la última sesión del simposio internacional de periodismo digital en la Universidad de Texas, la experiencia latinoamericana se asomó apenas en un par de investigaciones que demostraron la falta de osadía de los periodistas de la región para adoptar fórmulas novedosas de diálogo con sus lectores.
Esto en contraparte con medios estadunidenses y noruegos –de Europa fueron los únicos invitados– que en su afán de superar el desastre que ha representado la caída de ventas insistieron en pasar del monólogo al diálogo.
Alfredo Hermida, investigador graduado de la Universidad British Columbia y quizá el más activo en blog y Twitter durante el simposio, fue el principal promotor del público como receptor activo.
Habló de abrir espacios para que puedan opinar y crear contenido, al igual que Jennifer Preston, editora jefa de medios sociales en The New York Times, quien ubicó la participación como una de las fórmulas que han permitido ganar lectores a ese diario en Internet.
Pero América Latina le teme o no sabe cómo promover tal interacción. Lo demuestra un estudio de 19 periódicos de la región, entre los que se encuentran Clarín (Argentina), Folha de Sao Paulo (Brasil), El Tiempo (Colombia), El País (Uruguay) y Granma (Cuba).
Ingrid Bachmann, autora junto con Summer Harlow –ambas de la Universidad de Texas–, explica a La Jornada que mientras 75 por ciento de los textos analizados incluyen un espacio para comentarios de los lectores, la capacidad de que puedan brindar información poniéndose en contacto con los periodistas o corregir los errores de información es casi nula.
Ni un periódico permite a sus lectores editar historias o subir contenidos propios directamente. Pocos aprovechan las posibilidades interactivas de Internet.
Por ejemplo, las fotografías –uno de los pilares de los contenidos no lingüísticos– se publicaron junto con la mayoría de las historias, pero los videos, clips de audio, y gráficos de información –se incluyen en menos de 10 por ciento.
De manera que este grupo de periódicos aplica una fórmula paradójica: adoptan las nuevas tecnologías para adaptarlas a las viejas prácticas, en lugar de aprovechar su potencial para impulsar una mayor participación de sus lectores.