No sólo se trata del retiro del Ejército, sino desmilitarizar toda la vida nacional: Ameglio
lograr que se rompa la impunidad
Álvarez Icaza: no queremos que el diálogo sólo sirva para que Calderón diga que apoya la causa
de la movilización al movimiento, aseguran los participantes de la Caravana por la Paz con Justicia y DignidadFoto Víctor Camacho
Lunes 13 de junio de 2011, p. 11
Ciudad Juárez, Chih., 12 de junio. La Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad concluyó su recorrido, ratificó el pacto nacional ciudadano y ahora queda por delante la enorme tarea de traducir todo ese dolor humano recogido en su trayecto, en un emplazamiento a los actores responsables para hacer cumplirlo.
“De lo que se trata ahora –afirma Pietro Ameglio, cercano al poeta Javier Sicilia– es humanizar a la autoridad, lograr que se rompa toda esta impunidad a través del diálogo y formas de resistencia pacífica, que pueden ser una fórmula moral tremendamente radical para lograrlo.”
En el balance sobre el movimiento, los convocantes asumen que ahora se pasa a otra fase: se trata ahora de pasar de la movilización al movimiento
, sostiene Emilio Álvarez Icaza, apelando incluso a la estrategia de resistencia civil. Está claro que no es esta resistencia civil el saque para iniciar el diálogo con las autoridades, pero tampoco queremos que éste sólo sirva para que, por ejemplo, el presidente Felipe Calderón nos diga que acompaña nuestra causa, sino para que realmente se modifiquen las cosas; la resistencia estará en función de la respuesta
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Hay claridad de que dentro del movimiento los tonos de exigencia, la percepción sobre la gravedad del problema, son diversos en temas delicados como el retiro del Ejército de las calles. “Todos queremos la desmilitarización, incluso comenzando por los propios soldados, que quisieran regresar a sus cuarteles, pero hay que reconocer la gradualidad que se requiere para ello. Es posible que en algunos territorios del país tenga que ser inmediato y en otros gradual; lo seguro es que es preciso cambiar el modelo de seguridad militarizada.
No sólo se trata del retiro del Ejército, sino que se busca desmilitarizar toda la vida nacional, de que la alternativa de los jóvenes no sea la incorporación a una fuerza armada, sea militar o policiaca. Eso es gravísimo, y muestra el estadio en el que estamos. La fórmula es muy dolorosa
, valora Ameglio.
Entrevistados por separado sobre el balance general del movimiento y la dualidad entre el diálogo y la resistencia civil que se desprende del pacto nacional ciudadano y sus formas de hacerlo cumplir, ambos coinciden en que las acciones pacíficas operarán si se mantiene la inacción gubernamental para erradicar la impunidad, eliminar la indiferencia con el dolor de las víctimas, para modificar la estrategia contra el narcotráfico y ofrecer alternativas reales a los jóvenes, más allá de la milicia.
Ameglio insiste: se trata de humanizar al adversario, no odiarlo; aun con los grados de inhumanidad que tenga, hay que conocer el proceso de esa inhumanidad, que puede ser la ignorancia y poder confrontarla, pero no reforzar su inhumanidad porque si no vamos a chocar de frente y entrar en una espiral de violencia
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La idea de ir a un diálogo con lógica de exigencia tiene que ver con una visión de que la autoridad asuma los reclamos sociales y les dé respuesta, pero también se trata de entender que debe haber una relación entre el fin y los medios. La historia tiene muchos ejemplos de que cuando se descuidan los medios por conseguir el fin, se convierte en un infierno, y es lo que vemos en Juárez
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Ahora bien, abunda Ameglio, la resistencia civil también tiene un sentido de desobedecer órdenes inhumanas: si se aprueba una ley de seguridad nacional en los términos en los que se está planteando, entonces hay que desobedecer esa norma hasta cambiarla
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Desde su perspectiva, Álvarez Icaza explica los alcances del papel de la resistencia civil en esta segunda fase del movimiento: Si se me permite un símil, serían acciones simbólicas como las que realiza Greenpeace: nada que impacte a la ciudadanía, sino mensajes que interpelen a la autoridad, en sus diversos órdenes, para avanzar en el cumplimiento de las exigencias sociales que se han desprendido de esta caravana
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En esa lógica, subraya que en ello están involucradas diversas autoridades, no solamente el presidente Felipe Calderón, aunque en las concentraciones la gente lo señalaba como el responsable de esta situación. Tiene una responsabilidad principalísima en la estrategia de guerra instrumentada, pero en muchos de los testimonios recogidos, claramente se trata también de responsabilidades de gobernadores o alcaldes.