París, 7 de julio. Cuatro millones de personas viven en situación de aislamiento en Francia y no tienen ningún vínculo relacional, ni siquiera ocasional con su familia, afirma un estudio de la Fundación de Francia que desde 1969 investiga los problemas que plantea la rápida evolución de la sociedad.

El aislamiento relacional en Francia es de un alcance considerable: concierne a 9 por ciento de la población de más de 18 años; es decir, a cuatro millones de personas, afirma el documento titulado La soledad en Francia: impacto de la pobreza en la vida social difundido por esa asociación privada e independiente.

La finalidad del estudio efectuado por teléfono entre 4 mil 6 franceses de 18 años y más en enero pasado mediante el método de cuotas, es demostrar la existencia de una crisis del vínculo social, afirmó el director de la fundación, Francis Charhon, en la introducción del documento.

La pobreza duplica el riesgo

Sabíamos globalmente que la precariedad económica duplica el riesgo de aislamiento relacional. Ahora sabemos que acelera su llegada”, sostiene, antes de precisar que la investigación considera en situación de pobreza a las personas que viven con ingresos inferiores a mil euros (mil 428 dólares).

En 2008, 13 por ciento de la población de Francia vivía en hogares con ingresos inferiores al que estipula el umbral de pobreza, como considera el Instituto Nacional de Estadísticas de Francia o Eurostat, organismo europeo, recuerda el documento.

Si se está en situación de pobreza, la exposición al aislamiento es fuerte a partir de los 30 años de edad, mientras en el promedio nacional, los riesgos son significativos a partir de los 40 años, puntualiza Francis Charhon.

Las personas que tienen ingresos inferiores a los mil euros acumulan las carencias en materia de inserción en la vida social, pues a menudo viven solas, y en muchos casos han estado expuestas al divorcio, la separación, son las que menos hijos tienen en el domicilio o las que menos ejercen una actividad profesional, precisa el documento.

Señala que la vida social y la pobreza no distinguen entre hombres y mujeres: el porcentaje por género es comparable.

Para intentar revertir esta situación de soledad y pobreza, la fundación puso en marcha una serie de iniciativas que van del reclutamiento directo de desocupados de larga duración o jóvenes en dificultades que luego se suman a pequeñas empresas locales a la creación de una asociación que permite a mujeres solas renovar su vivienda.