Niega que haya tenido alguna conversación inapropiada
sobre la compra de BSkyB
De haber sabido lo que se venía, jamás habría contratado a Coulson
, dice ante el Parlamento
El Partido Laborista insta al premier a revelar detalles de sus pláticas con ejecutivos del magnate
Jueves 21 de julio de 2011, p. 26
Londres, 20 de julio. El primer ministro británico David Cameron reconoció que, en el curso de las 27 reuniones que tuvo con ejecutivos de Rupert Murdoch desde las elecciones del año pasado, probablemente
abordó el intento de News Corp por adquirir el control total de la televisora BSkyB. Antes, Downing Street había insistido en que la posible adquisición, por 8 mil millones de libras, no se había tocado en esas entrevistas.
Cameron también se vio presionado para explicar por qué no revisó la posición de Andy Coulson como director de comunicación de su oficina en septiembre pasado, cuando el New York Times sostuvo que las escuchas telefónicas se generalizaron cuando Coulson era director de News of the World. Esa misma información llevó a Scotland Yard a poner fin a las funciones de relaciones públicas de Neil Wallis, amigo y segundo de Coulson en News of the World. Coulson y Wallis fueron detenidos en fechas recientes por la policía.
La noche de este miércoles, asistentes de Cameron ofrecieron la sorprendente revelación de que Wallis probablemente
visitó a Coulson en Downing Street después de la elección del año pasado, aunque insistieron en que cualquier consejo informal que se haya dado a Coulson ocurrió antes de los comicios.
Funcionarios del palacio también creen que la oficina de Cameron estaba al tanto de las reservas que les inspiraba la contratación de Coulson, luego del encarcelamiento de un reportero y un detective privado por hackear teléfonos de asistentes de la familia real.
En una sesión de la Cámara de los Comunes, el primer ministro fue inquirido en nueve ocasiones si había abordado el tema de la oferta por BSkyB, ahora retirada por Murdoch. Respondió que no tuvo ninguna conversación inapropiada al respecto. Mas tarde, asistentes del primer ministro sugirieron que tal vez ejecutivos del magnate cabildearon con Cameron, pero que él se habría limitado a decirles que la decisión correspondía a Jeremy Hunt, secretario de Cultura.
La noche del miércoles, Hunt pareció confirmar que sí se tocó el tema durante las reuniones con el primer ministro. Declaró a los parlamentarios que las discusiones fueron irrelevantes, porque quien tomaría las decisiones era yo
.
El Partido Laborista describió a Cameron como escurridizo
y lo instó a publicar todos los detalles de las pláticas con ejecutivos de Murdoch acerca del intento de adquisición. En tanto no lo haga, continuarán las dudas sobre su buen juicio
, señaló Ivan Lewis, secretario de Cultura del gabinete alternativo opositor laborista.
Sin embargo, Cameron tranquilizó a los Tories al asumir un tono más duro con respecto a Coulson. Declaró en los Comunes estar extremadamente apenado
por el furor y que si hubiera percibido lo que se avecinaba, jamás lo habría contratado. “Uno vive y aprende –dijo–, y créanme, he aprendido.”
Aseguró que Coulson debe enfrentar cargos criminales graves
si sus aseveraciones de que no sabía nada del espionaje telefónico resultan falsas. Si resulta que me mintieron, sería el momento de expresar una profunda disculpa, y en tal caso créanme que no me quedaré corto
, aseguró. Insistió en que Coulson debe ser visto como inocente mientras no se pruebe otra cosa
.
El primer ministro desechó los ataques laboristas respecto del escándalo, tildándolos de teorías de conspiración
y golpeteo político
. Pese a que en privado algunos parlamentarios conservadores han expresado temores acerca de sus vínculos con Coulson, el respaldo en los Comunes fue sólido y también más tarde, cuando habló ante la reunión semanal de sus correligionarios. Declaró al Comité 1922 que sus acciones con respecto al espionaje fueron decisivas, francas y transparentes
y que ese tema no se planteó cuando los legisladores lo interrogaron.
El líder laborista, Ed Miliband, se centró en la petición de Downing Street a Scotland Yard de no enterar a Cameron del espionaje telefónico en septiembre, luego de la nota del New York Times. “El primer ministro –expresó– se vio atrapado en un trágico conflicto de lealtades entre las normas de integridad que el pueblo debe esperar de él y de sus colaboradores, y su lealtad personal a Coulson. Se equivocó en la decisión.”
Miliband sugirió que ese conflicto de intereses
de Cameron condujo a la renuncia de Paul Stephenson como comisionado de la Policía Metropolitana, el domingo pasado, cuando se supo que esa corporación había contratado a Wallis como asesor.
“Stepehson –afirmó– quedó atrapado entre un secretario del Interior furioso porque no le informaron de la contratación de Wallis y su propia creencia, según sus palabras, de que al hacerlo habría comprometido al primer ministro.”
En los Comunes, Cameron accedió a examinar acusaciones de que un alto funcionario del gobierno, cuyo nombre no se reveló, estuvo sujeto a un espionaje telefónico vergonzoso e ilegal
y a notas hostiles en los medios en el tiempo en que Coulson trabajó en Downing Street. Afirmó que revisaría de cerca
las acusaciones hechas por el ministro laborista Nick Raynsford y las turnaría a Gus O’Donnell, secretario del gabinete.
Raynsford había preguntado: ¿Confirmará el primer ministro que hace un año, durante el periodo en que el señor Coulson fue director de comunicaciones, el secretario del gabinete fue advertido sobre pruebas de escuchas telefónicas ilegales, vigilancia encubierta y reportes hostiles a los medios, dirigidos contra un alto funcionario al servicio del gobierno? ¿Qué medida, si es que alguna, se tomó para investigar lo que parece haber sido una conducta vergonzosa e ilegal en ámbitos cercanos al corazón del gobierno?
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya