Monterrey, 23 de julio. Tigres y Cruz Azul empataron 1-1 en partido que sólo dio escasas pinceladas de emoción. Los capitalinos se concentraron en tareas defensivas, mientras los felinos exhibieron su falta de variantes y apenas rescataron la igualada gracias a un obsequio de Gerardo Torrado.

En el abarrotado estadio Universitario –que al final reprobó el encuentro con prolongado abucheo–, las acciones comenzaron con buena intensidad, pero el partido fue a menos y al final terminaron por pesar las bajas, por los locales de Juninho y por los Cementeros del mediocampista Christian Giménez, suspendido seis juegos, junto con el guardameta Jesús Corona.

El atacante argentino Emanuel Villa estuvo cerca de abrir el marcador de manera tempranera, pero José Palmera Rivas evitó el tanto al rechazar el balón cuando estaba a punto de cruzar la meta.

Tito Villa arrancó bien y tejió una pared con Javier Aquino, quien definió certero ante la salida del portero Enrique Palos, al minuto 19. Los ánimos del cuadro visitante crecieron y fue dominador durante varios minutos, lo que no le evitó pasar algunos sustos, como ocurrió al minuto 36, cuando Fausto Pinto despejó sobre la raya de gol un disparo de Hugo Ayala.

El capitán Gerardo Torrado cometió una grave pifia cuando los celestes intentaron salir mediante pases cortos; el mediocampista recibió la pelota del portero Yosgart Gutiérrez y quiso proyectar hacia el centro, donde apareció Héctor Mancilla para robar y definir a la izquierda del guardameta visitante.

Tigres tomó la manija para el segundo tiempo, con ánimo de hacer pesar su condición de local y no decepcionar a su afición –que realizó gran entrada–, apretó marcas y retuvo el balón, mientras La Máquina batalló en labores defensivas.

Desde un palco, el suspendido Enrique Meza decidió el relevo de Alan Bello por el chileno Hugo Droguett, pero los que mejoraron fueron los felinos y Yosgart Gutiérrez desvió un tiro de Manuel Viniegra.

El acoso del equipo universitario era intenso, se jugaba en el área de los visitantes y el silbante Paul Delgadillo no marcó lo que parecía un penal por una barrida de Israel Castro sobre Hugo Ayala.

Tigres no encontró la fórmula para abrir la doble muralla cementera y el partido cayó en un guión repetitivo, con los felinos paseando el balón de forma lateral y cuando lograban filtrar el esférico al frente era sólo para regalarlo.

Peor estuvo Cruz Azul. Meza intentó darle vida a su delantera con el ingreso de César Villaluz, pero su único aporte fue un trallazo que se escurrió por un costado.