En la tribuna de la Comisión Permanente del Congreso, el presidente de Guatemala, Álvaro Colom, advirtió que su gobierno le está dando duro al crimen organizado, pero falta mucho por hacer.

Durante la sesión solemne en la que fue recibido, advirtió que si toda la región no se une en esa batalla contra las bandas criminales no se podrá contener al narcotráfico. “Los Zetas, los cárteles pasan las fronteras, no tienen pasaporte, sólo las armas, la violencia y su capacidad de corrupción.”

Aludió a la necesidad de llevar a cabo el programa fronterizo, para convertir la línea divisoria entre México y Guatemala en una frontera de oportunidades.

El mandatario guatemalteco agradeció a diputados y senadores la aprobación de la ley de migración, ya que es un avance importante que va a dar garantías a esos héroes y heroínas que hacen esa travesía para cruzar el territorio mexicano con rumbo al norte. Agregó que no sabe si él se animaría a hacer ese viaje, que con mucha valentía efectúan indocumentados centroamericanos.

Agradeció también el refugio que México dio a los 45 mil guatemaltecos que durante la guerra interna en su país – la cual duró 36 años– se establecieron en Chiapas. Ahí compartieron, dijo, la pobreza, la tortilla y el frijol que les brindaron los chiapanecos.

Por su parte, el presidente de la Comisión Permanente, Manlio Fabio Beltrones, dijo al visitante que en el Congreso “se reconoce una deuda con la frontera común para luchar contra el crimen trasnacional y para la protección de los derechos humanos de los migrantes.

Ante los retos, estamos revisando viejos patrones e inercias en la búsqueda de soluciones comunes y negociadas, recalcó el priísta. Sostuvo que la nueva ley de migración representa un profundo replanteamiento de posiciones y la anulación de prácticas anacrónicas que vivimos por muchos años. El Estado mexicano ahora garantizará el respeto de los derechos humanos y la seguridad de los migrantes, en especial de grupos vulnerables.

Beltrones resaltó que a los mexicanos nos resulta importante mirar hacia el norte, pero es indispensable mirar hacia el sur, porque esa frontera es también el acceso a nuestra querida América Latina.