Mónaco, 26 de agosto. Un genio no necesita sudar demasiado. Basta un par de destellos para dejar boquiabiertos a los testigos de su magia. Lionel Messi cumplió ayer de esa manera. Lo hizo sin desgastarse de más, en el momento justo y con la intensidad necesaria: anotó un gol y asistió otro, para que Cesc Fábregas marcara su primer tanto con los culés en un partido oficial.

Leo sólo hizo lo indispensable para que Barcelona ganara su cuarta Supercopa de Europa –esta vez tras vencer 2-0 al Porto de Portugal– y se convirtiera así en el equipo con más títulos continentales.

El conjunto azulgrana ya rebasó por un trofeo al AC Milán y ahora suma 15, además de que Josep Guardiola adquirió el estatus del técnico con más cetros en la historia de los culés: 12.

No fue un gran Barça, pero la calidad de su plantel es suficiente para seguir sumando títulos, con Messi a la cabeza.

Porto estuvo más cómodo durante media hora inicial, el tiempo que le duró su plan. Los azulgranas sufrieron mucho, no sólo para mantener la posesión del balón, sino también para sacarlo desde atrás. Por eso el cuadro portugués jugó cerca del arco contrario durante un tercio del choque.

Al equipo portugués se le notaba cierta timidez de jugar ante un monstruo como Barcelona, por lo que apenas pudo generar ocasiones de anotación; si acaso una de las más claras fue un disparo de Joao Moutinho que sacó Víctor Valdés con un buen vuelo.

Los culés echaron de menos a Gerard Piqué y a Sergio Busquets, preparados para sacar el balón jugado desde la defensa, pero todo cambió tras esa media hora, cuando Dani Alves, Andrés Iniesta y Xavi Hernández se juntaron en la medular para ayudar a mantener la posesión del esférico.

Además, el equipo azulgrana se fue más decidido a presionar la salida del balón del Porto, que comenzó a perderlo muy pronto. Poco a poco Barcelona se adueñaba del encuentro.

A los 39 minutos el colombiano Fredy Guarín cometió un grave error, al enredarse con la pelota y cederla atrás. La acción propició que Messi la recibiera completamente solo para avanzar y marcar con la calidad acostumbrada.

El Barça no necesitó jugar en su mejor nivel para ir al descanso con ventaja ante un buen rival. Es lo que sucede cuando se cuenta con un futbolista como Leo, quien sabe vivir del talento propio y del error ajeno.

El Porto estuvo agazapado y todas sus esperanzas murieron cuando se quedó con 10 jugadores por la expulsión de Rolando. Faltaba la sentencia y ésta llegó a dos minutos del final, cuando llegó el segundo gol azulgrana. Messi dibujó un pase maestro sobre Cesc Fábregas y el español marcó con autoridad.

El cuadro lusitano exhibió su impotencia al acabar con nueve jugadores por la expulsión de Guerín, al ver una roja directa por una patada alevosa.

Poco más de una semana después de ganar la Supercopa de España, Barcelona conquistó la de Europa. De nuevo lo hizo sin mostrar lo mejor de su futbol, pero cuando ésto sucede siempre le queda un recurso llamado Messi.