Como director, seduce a Venecia con el experimento
sobre la obra del célebre autor irlandés
No sé si podría definirlo como ficción o documental; estoy confundido, dice el actor, quien fue reconocido con el premio Jaeger-LeCoultre, con el que se distingue toda una carrera
Lunes 5 de septiembre de 2011, p. a13
Venecia, 4 de septiembre. El célebre actor estadunidense Al Pacino sedujo este domingo en el festival de Venecia con su original filme Wilde Salomé, dirigido por él y dedicado a la lujuriosa personalidad de Oscar Wilde y de su obra Salomé.
Pacino, de 71 años, cabello largo y cara dorada por el Sol, quien llegó al Lido acompañado por su novia, la argentina Lucila Sola, 40 años menor que él, presentó fuera de concurso su nuevo filme, el proyecto más personal que he realizado en mi vida
, dijo durante la conferencia de prensa de presentación. Aseguró que no se arrepiente de nada, pero que le habría gustado no hacer determinadas cosas, entre ellas algunas en cine, de las que no quiso entrar en detalles. Fue reconocido con el premio Jaeger-LeCoultre, galardón paralelo al certamen con el que se distingue toda una carrera en el cine.
El viaje en el mundo privado de Pacino mientras investiga sobre la obra del Oscar Wilde (1854-1900), es a la vez un recorrido por la vida del actor y al mismo tiempo por la del célebre escritor irlandés, recordado por sus epigramas, sus obras de teatro y la tragedia de su encarcelamiento por acusaciones de homosexualidad. También es una historia de lujuria y codicia, un trabajo experimental en el que Pacino mezcla cine, literatura y reflexiones sociológicas.
Intento mostrar al genio
No sé si podría definirse como una ficción o un documental; no sé, estoy confundido
, reconoció el legendario actor, formado en el Actors Studio de Nueva York e inolvidable Michael Corleone en El padrino, de Francis Ford Coppola.
Definió a la película como un experimento
sobre Salomé, la obra teatral de Oscar Wilde. Me gusta decir que es un documental, porque no es una ficción, pero tampoco es un documental. No sé lo que es
, dijo el actor al intentar explicar Wilde Salomé, un ménage a trois, en el que el director intenta hablar de Wilde, mostrar cómo lleva su obra teatral a escena y al mismo tiempo dar a conocer la figura del provocador intelectual irlandés.
En la película intento dar algo de lo que vi en la obra
y al mismo tiempo mostrar al genio que fue apartado antes de que se le comprendiera
, señaló el actor, que muestra no sólo escenas de la obra de teatro, sino también su propio viaje a Irlanda e invita a hablar de Wilde a especialistas y figuras conocidas, como el escritor Gore Vidal o el cantante de U2, Bono.
Wilde Salomé es un collage, concluyó finalmente el actor, quien aseguró, además, que hizo esta película para poder trabajar con Jessica Chastain.
Hice esta película por ella
, dijo al presentarla ante la prensa como la nueva estrella del cine estadunidense, protagonista este año también del recién premiado en Cannes El árbol de la vida, de Terrence Malick.
El filme conduce al actor-director por el mundo, a Londres, París, Dublín, Nueva York y Los Ángeles, así como dentro de su camerino, ofreciendo una mirada sobre el drama de Wilde y sobre él mismo.
Para realizar el filme el actor obtuvo la colaboración de ilustres intelectuales, entre ellos Tom Stoppard y Gore Vidal, e inclusive de un familiar de Wilde, Merlin Holland.
Y de cara al futuro comentó que tiene el firme propósito de ser más selectivo. Siempre lo digo, pero no lo hago
, añadió.
“Ahora –afirmó– sólo haré algo cuando tenga la sensación de que lo tengo que hacer”.
Y en agenda tiene proyectos al menos hasta 2014, entre otros un nuevo Rey Lear, dirigido por Michael Radford, Gotti: In the Shadow of My Father o The Humbling, las nuevas películas de Barry Levinson.
Igualmente seductora resultó la fábula inocente de la iraní Marjanne Satrapi, autora del exitoso filme de animación Persépolis (2007), que codirigió con el francés Vincent Paronnaud. Ahora concursan con su primer filme de ficción: Pollo a la ciruela.
La película, con el ritmo y la ironía de un cómic, pero con actores de verdad, narra los ocho últimos días de vida de un violinista que se deja morir después de que la esposa le rompiera su violín en una pelea.
Ambientada en el Irán de los años 50, una suerte de París medioriental, sin mujeres veladas ni musulmanes integristas, como ocurre medio siglo después, el filme está impregnado de nostalgia, poesía, recuerdos y sueños infantiles.
La dulce historia de un amor imposible, divertida y amarga, conmovedora y llena de fantasía de la realizadora iraní radicada en Francia, contrasta con la sensación de muerte y soledad que ronda al filme griego que compite en Venecia: Alpis, de Yorgos Lanthimos.
La extraña actividad de un grupo misterioso que se propone como remplazo de un recién fallecido, para que la familia pueda elaborar el duelo, es una historia lúgubre, triste, que supera el límite del dolor y deja al espectador más que afligido.
En tanto, en la competencia oficial se mostraron dos películas cuyo hilo en común sería la búsqueda de libertad. La italiana Terraferma, de Emanuele Crialese, aborda uno de los temas que más preocupan en la política italiana, pero también en la de varios países europeos: la llegada de inmigrantes clandestinos.
Para Crialese, Italia es un país poco viejo
. Los inmigrantes no son ladrones, como los hacen ver, ni asesinos o parásitos
, señaló el cineasta, quien abogó por un cambio de política al respecto.
En su cuarta película, Crialese se marcha a una isla del sur de Italia (de la que el director no quiso dar el nombre) para contar una historia sobre la llegada de unos ilegales, rescatados con ayuda de unos pescadores y a los que la policía acusa de favorecer la inmigración por haber asistido en el mar a los refugiados.
La respuesta del Estado no es adecuada
, afirmó el cineasta. Es una falta de civismo dejar a la gente morir en medio del mar
, denunció.