Valiéndose de engaños y mentiras sedujo a sus dos hijastras, con las que procreó 5 hijos
Todo ese tiempo mantuvo privadas de su libertad a las mujeres
Causa la muerte a dos
Miércoles 7 de septiembre de 2011, p. 35
Durante más de siete años, Jorge Antonio Iniestra Salas mantuvo encerrados en un cuarto a sus cinco hijos –todos menores de edad–, los cuales procreó con sus dos hijastras, a las que también tuvo privadas de su libertad durante ese tiempo en condiciones de insalubridad y violencia, al grado de causar la muerte a una de las jóvenes y a una niña de tres meses.
Clara Tapia Herrera, madre y abuela de las víctimas, lo conoció en 2004; iniciaron una relación y poco después lo llevó a vivir a su domicilio, en la conserjería de la escuela primaria Manuel C. Tello, ubicada en la colonia San Lorenzo Xicoténcatl, de la delegación Iztapalapa, donde vivía con sus tres hijos, dos de ellas mujeres adolescentes, a quienes sedujo
, valiéndose de engaños y amenazas.
Fue de esa manera que el sujeto sostuvo relaciones sexuales tanto con Clara Tapia como con las hijas de ésta, a quienes además golpeaba fuertemente, al igual que al hijo varón de la mujer, a quien obligaba a trabajar vendiendo cartón, dulces y en una paletería propiedad de su hermana, exigiéndole una determinada cantidad de dinero al día, y si no la conseguía lo amarraba desnudo y lo dejaba en la azotea en un charco de agua toda la noche.
El hombre envió a Clara Tapia y a su hijo varón a dormir en uno de los salones de la escuela, mientras él y las adolescentes se quedaron en la conserjería, a la cual tapó las ventanas con ladrillo y madera, sin dejarlas salir ni siquiera al baño.
Tres años después, el hombre abandonó a Clara Tapia, llevando consigo a sus hijastras a la casa de su madre, en la colonia Renovación, en la misma demarcación, donde las tuvo en las mismas condiciones de encierro y violencia.
En noviembre de 2009, según la investigación de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), Iniestra Salas mató a golpes a una de sus hijastras. Tomó a una de sus hijas, de tres meses de edad, y presionó su cara contra el pecho de su madre para que la alimentara
, y de esa manera reanimarla
, provocándole también la muerte a la menor por asfixia.
Durante un mes, Iniestra Salas mantuvo los cuerpos en la casa, y para evitar el olor por la descomposición de los mismos, les echaba cal y creolina, hasta que, con la ayuda de su hermano, abandonó los cadáveres en un paraje de la carretera México-Puebla.
Durante todo ese tiempo Clara Tapia consintió estos abusos, según sus declaraciones ante el Ministerio Público, para retener a Iniestra Salas. Incluso le entregó sus ahorros, así como el dinero que ganaba como conserje, hasta que en junio pasado, cansada del maltrato que recibía, decidió denunciarlo ante la PGJDF.
Luego de obtener una orden de cateo, elementos de la policía de investigación detuvieron a Iniestra Salas, así como a sus hermanos Claudia, Juan Carlos y Ana Laura, su madre Soledad Salas Torres y un menor de edad, quienes presuntamente consintieron y lo ayudaron a mantener privados de su libertad a las víctimas, quienes, señaló el procurador capitalino Miguel Ángel Mancera, sufren del síndrome de Estocolmo, por lo que se les da atención sicológica.