La mexicana El lenguaje de los machetes también se proyectó en Veneci
Miércoles 7 de septiembre de 2011, p. a10
Venecia, 6 de septiembre. Heathcliff, protagonista de Cumbres borrascosas, es interpretado por primera vez por un actor negro en la versión de uno de los clásicos de la literatura inglesa dirigida por Andrea Arnold y presentada en competencia en el Festival de Cine de Venecia.
La elección probablemente no sorprenderá a los seguidores de la novela de Emily Bronte, de 1847, ya que el niño sin hogar hallado por un granjero de Yorkshire, que luego se enamora desesperadamente de Cathy, la hija de éste, es descrito como de aspecto gitano y tez oscura
, aunque su etnia continúa siendo objeto de debate.
Arnold tropezó por casualidad con dos desconocidos, Solomon Glave y James Howson, y los eligió para interpretar a Heathcliff en diferentes tramos de la película.
Howson, quien sigue los pasos de Laurence Olivier, Timothy Dalton y Ralph Fiennes, vio un anuncio para la audición en un escaparate de Leeds. “Pensé: ‘tienes cara de actor, llama al número, no tienes nada que perder’”, dijo a los periodistas tras la exhibición para la prensa, el martes. Vencido por la emoción, Glave rompió a llorar en la rueda de prensa.
Arnold, directora británica ganadora de un Óscar y conocida por su película de 2009 Fish Tank, dijo que siempre es difícil llevar a la pantalla una de las obras más leídas, analizadas e influyentes de la literatura.
Al contrario que otras adaptaciones, su película aporta una lectura más gótica y cruda de la novela.
El director mexicano Kyzza Terrazas estrenó en Venecia El lenguaje de los machetes. La cinta es una manera de acercarme y de preguntar sobre dos temas fundamentales: la relación con los ideales políticos y el desencanto con ellos, y, a la vez, una reflexión del fracaso de la vida en pareja. Y todo esto en una edad que me parece fundacional, si así se le puede llamar, que son los treinta
, explicó Terrazas en entrevista.
En el encuentro fílmico también se proyectó la japonesa Himizu, retorcida historia de abusos, violencia y juventud perdida cuyo telón de fondo es la devastación provocada por el terremoto y tsunami del 11 de marzo.
El director Sion Sono, reconocido por su cine anárquico y duro, entremezcló acontecimientos de la vida real en un guión que acababa de completar cuando se produjo la catástrofe.