Buenos Aires, 11 de septiembre. La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner viajará a Francia para acompañar a las Abuelas de Plaza de Mayo que recibirán esta semana el premio Félix Houphouët-Boigny de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

El premio, que data de 1989, es otorgado a personas, institutos u organizaciones que hayan hecho un aporte significativo al fomento, la salvaguardia o el mantenimiento de la paz.

Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas dijo a La Jornada que se ha reconocido un largo trabajo en busca de la verdad, la justicia y la restitución de la identidad a centenares de niños que fueron robados a sus padres, secuestrados y desaparecidos, en un plan sistemático que aplicó la pasada dictadura militar (1976-1983).

También consideró que existe un reconocimiento a un país, que decidió luchar contra la impunidad como se está viendo en estos tiempos, cuando trascurre aquí el juicio a los principales responsables de este plan siniestro, entre cuyos acusados está el ex dictador Jorge Rafael Videla.

En el transcurso de sus tareas las abuelas buscaron ayuda científica, logrando la técnica que en su momento se conoció como índice de abuelidad, hasta la creación del Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) ya con el avance del ADN.

Por el BNDG han pasado centenares de familias para dejar su sangre que deberá ser cruzada con el ADN de tantos jóvenes que hoy buscan su verdadera identidad.

Ellas se han convertido en un ejemplo para el mundo rescatando más de cien nietos, desde aquellos momentos en 1976-77 cuando desesperadas golpeaban puertas y enfrentaban a la dictadura para buscar a sus hijos secuestrados y desaparecidos

De Carlotto estará acompañada en París por otras Abuelas y un grupo de nietos recuperados en los últimos años.

Varias de ellas sufrieron amenazas, atentados y enfrentaron a jueces que por antiguas complicidades con la pasada dictadura retrasaron juicios, escatimaron información, archivando casos importantes.

Precisamente uno de los últimos gestos de las Abuelas en estos días fue demandar la extradición del ex camarista (juez) Otilio Romano, quien iba a ser juzgado y huyó a Chile donde el gobierno de Sebastíán Piñeira le otorgó una visa de ocho meses.

Romano pidió asilo a pesar de que no es un perseguido político sino que está acusado por 103 delitos de lesa humanidad y tiene captura internacional.

El pasado 9 de septiembre el fiscal general Omar Palermo pidió al juez federal Walter Bento que declare a Romano en rebeldía y ordene la captura internacional del fugitivo, quien debido a la ley sobre protección de refugiados de Chile tendría pocas posibilidades de obtener el asilo político.

En tanto, en el caso de Sergio Schoklender, ex apoderado de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo se descubrió que la firma de Hebe de Bonafini presidenta de esta institución que figura en un contrato millonario con la firma Meldorek fue falsificada.

Por esta razón el juez Norberto Oyarbide decidió aceptar a las Madres como querellantes contra Schoklender quien pretendió hacer recaer la culpa de sus acciones y estafas en las madres.

Se le investiga por malversación de fondos públicos para la construcción de viviendas y el juez dijo que se estaría ante una megacausa, criticando las actitudes amenazantes del acusado, quien ha protagonizado escenas violentas en el juzgado.

Cada día crece la sospecha sobre este escándalo surgido en plena pelea electoral en la ciudad de Buenos Aires hace tres meses y que ha sido usado en campañas y guerras sucias, para favorecer al actual intendente derechista Mauricio Macri.

Por otra parte causa impacto la denuncia penal ante la justicia de los Países Bajos de los familiares del médico Samuel Leonardo Slutzky, que fue militante del peronismo revolucionario, secuestrado y desaparecido en 1977, que acusan al ex funcionario de la dictadura Jorge Zorreguieta por estos hechos y por no actuar ante estas situaciones..

Zorreguieta es el padre de la princesa Máxima de Holanda.

Slutzky fue visto por sobrevivientes del campo de concentración La Cacha, quienes testimoniaron que estuvo prisionero en ese centro clandestino y que no sobrevivió a los tormentos a los que fue sometido por los torturadores