Jueves 15 de septiembre de 2011, p. 25
Moscú, 14 de septiembre. Rusia expresó su malestar por la firma del acuerdo entre Estados Unidos y Rumania para instalar componentes del escudo antimisiles estadunidense y exigió garantías de que los interceptores en territorio rumano no tendrán la misión de neutralizar el arsenal nuclear ruso.
El desarrollo de los acontecimientos incrementa aún más la necesidad de recibir por parte de Estados Unidos y la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) firmes garantías, jurídicamente vinculantes, de que los medios antimisiles desplegados en Europa no apuntarán a las fuerzas estratégicas nucleares de Rusia
, apunta la cancillería local.
Estados Unidos anunció que va a instalar interceptores SM-3 Block IB (24 unidades hasta 2015) y una variante terrestre del sistema naval Aegis, en elaboración, en Deveselu, ex base aérea rumana, a la vez que se propone establecer una estación de radares en Turquía, bajo la denominación de AN/TPY-2.
Obsesión estadunidense
De ese modo, y con los ajustes del caso, el gobierno de Barack Obama reanima su obsesión por tener en esta parte del mundo un escudo antimisiles, después de que Washington se vio obligado a cancelar los acuerdos con Polonia y la República Checa para desbloquear la firma del nuevo pacto de desarme nuclear con Moscú.
Los acuerdos con Rumania y Turquía demuestran que los planes del sistema de defensa contra misiles de Estados Unidos en Europa avanzan rápido y según lo previsto. Esto sucede a pesar de la falta de avances en el diálogo Rusia-OTAN y Rusia-EU sobre el tema de defensa antimisiles
, afirma el comunicado.
La alianza rechazó definitivamente, en julio, la iniciativa del presidente Dimitri Medvediev de crear un sistema de defensa antimisiles común y hasta ahora no hay progreso en las negociaciones para encontrar una fórmula compartida por Rusia y la OTAN.
Mientras, el estado mayor del ejército local estima que, con los componentes en Rumania y Turquía, Estados Unidos podrá, en cuatro años, interceptar misiles rusos y devaluar el poderío nuclear ruso.
Hacia 2020, se prevé sustituir los interceptores en Rumania con SM-3 Block IIA, más eficaces, lo cual pondría en entredicho el equilibrio estratégico.
Para Moscú sólo queda, en el corto plazo, tratar de conseguir algún tipo de garantía de que los interceptores no apuntarán contra el arsenal ruso, pero Washington y Bruselas no consideran necesario asumir esa obligación y, con ello, dejan abierta la puerta a una nueva carrera armamentista.