provechando el receso por las fiestas patrias, tuve la oportunidad de ver por televisión las competencias internacionales de atletismo que se realizaron en Bélgica, en el prestigiado torneo de la Samsung Diamond League, en el que participan los mejores atletas del mundo. En la final de los 400 metros planos, corrió un deportista singular, el sudafricano Oscar Pistorius, a quien por una malformación congénita –la ausencia del hueso peroné en sus dos extremidades–, le fueron amputadas las piernas desde que tenía 11 meses de edad. Este deportista participa en las justas atléticas dotado de prótesis construidas con lo más avanzado en la tecnología de materiales. En la competencia citada, y ante el alarido de la multitud que colmaba el estadio Memorial Van Damme, en Bruselas, Pistorius cruzó la meta en tercer lugar, lo que lo ubica, sin duda, entre los mejores atletas del orbe en esa especialidad.
Lo llamativo es que no se trata de un certamen entre deportistas con capacidades especiales, como ocurre en la categoría paralímpica (en la que, por cierto, Pastorius ha participado e impuesto marcas mundiales en los 100, 200 y 400 metros planos), sino de una competencia en la que se enfrenta a corredores con dos piernas, entre los que se encuentran los más veloces del mundo. Unos meses antes, este atleta había conseguido la marca exigida por las autoridades deportivas de Sudáfrica para participar en el campeonato mundial organizado por la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF, por sus siglas en inglés), realizado en Daegu, Corea, en el que corrió las pruebas eliminatorias de los 400 metros con relevos y llevó a su equipo a la final. Aunque no participó en la competencia decisiva, con su contribución su país obtuvo la medalla de plata.
Desde luego, un caso tan especial ha generado gran controversia en el ámbito deportivo (y no sólo en éste). La IAAF consideró en 2007 –introduciendo nuevas reglas–, que Pistorius transgredía los ordenamientos de esa agrupación al utilizar aditamentos que, a su juicio, le otorgaban ventaja frente a otros competidores considerados normales
, por lo que decidió excluirlo de las competencias sancionadas por este organismo. Para ello solicitaron un estudio científico que le fue encargado a un especialista alemán, el profesor Peter Bruggermann, de la Universidad de Deportes de Colonia. Pero este dictamen fue revocado luego por la Corte de Arbitraje para el Deporte, al sentenciar que la IAAF no demostró de manera suficiente que las prótesis empleadas por el deportista constituyeran una ventaja desleal. Por ello, aunque el expediente se encuentra aún abierto (pues la IAAF ha solicitado nuevos estudios científicos), Pistorius ha podido participar este año en Daegu y en otras competencias internacionales.
Lo interesante aquí, es que la queja de la IAAF consiste en que una persona sin piernas no se encuentra en desventaja, como todo mundo pudiera esperar, sino que, ojo, ¡tiene más ventajas que una normal
!
Las prótesis de Pistorius son el resultado de los adelantos en nanotecnología. Están construidas con fibras microscópicas de carbono ensambladas. Este novedoso material tiene una resistencia tres veces superior a la del acero y su densidad es 4.5 veces menor a ese metal, por lo que se trata de un material sumamente fuerte y ligero. Al colocar esos dispositivos, se produce una unión inquietante: la fusión tecnología-cuerpo, que funcionalmente es comparable, o incluso superior, a la de los individuos considerados normales
.
Esto ha llevado el debate a territorios que difieren mucho del deporte, en particular al campo de la filosofía, en la que se expresan diferentes posturas. Por un lado, las posibilidades del empleo de la tecnología para incrementar las capacidades humanas ha dado lugar, desde el último tercio del siglo XX, a un movimiento mundial conocido como transhumanismo, que subraya la conveniencia de mejorar la condición humana (las capacidades físicas e intelectuales) a través de la razón y del empleo de la ciencia y la tecnología. Se expresan también posturas contrarias que ven en lo anterior grandes amenazas y peligros para nuestra especie. Se trata de una discusión de nuestro tiempo, con sólidos argumentos de una y otra parte, y cuya existencia es muy beneficiosa, pues en el centro se encuentra la evolución de la naturaleza humana…
Por lo pronto, un joven de 24 años, sin piernas, cruzó la semana pasada la meta en una competencia atlética de alto nivel, superando a varios de sus rivales. Oscar Pistorius tiene ahora un sueño: Competir en los Juegos Olímpicos que se celebrarán en Londres en 2012, y obtener en ellos la medalla de oro. Deseo sinceramente que lo logre.