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Le gustaría ser el próximo premier, afirma el presidente en el congreso del partido oficialista

Propone Medvediev a Putin como candidato para la elección presidencial de 2012 en Rusia
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El presidente ruso y su par de Ucrania, Viktor Yanukovich, dialogan en Zavidovo con el premier PutinFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 25 de septiembre de 2011, p. 25

Moscú, 24 de septiembre. Más de lo mismo en los próximos 12 años, habrá pensado –es de suponer– la mayoría de los rusos cuando hoy se hizo pública la decisión de mantener el tándem gobernante, aunque con una pequeña diferencia: un enroque que pone las piezas en el sitio que debían tener de acuerdo con el peso real de cada una.

En efecto, el actual presidente Dimitri Medvediev –designado para guardar el sillón de Vladimir Putin, impedido por la Constitución en 2008 para un tercer mandato presidencial consecutivo– propuso hoy, en el congreso del partido oficialista Rusia Unida, postular a su (ex y futuro) jefe candidato a la presidencia en las elecciones de la primavera de 2012.

Haciendo gala de modestia, Medvediev aceptó dejar la jefatura del Estado para ser número uno en la lista de Rusia Unida para los comicios parlamentarios del 4 de diciembre siguiente y, en caso de ganarlos (como si alguien lo dudara, con la inequidad, abusos, irregularidades y otros vicios que ensombrecen los procesos electorales aquí), se conformaría con encabezar el gobierno de Rusia en calidad de primer ministro.

Con su renuncia a la relección y habida cuenta que el propio Medvediev logró una reforma constitucional –nada difícil en una Duma en que el Kremlin cuenta con mayoría calificada de más de dos tercios de los votos de los diputados– para ampliar de cuatro a seis años el periodo presidencial en Rusia, es de suponer que Putin se propone estar al frente de Rusia, otros dos mandatos consecutivos, hasta 2024.

Putin y Medvediev dicen que resolvieron hace tiempo quién sería candidato en 2012 –en realidad, desde el momento en que hace tres años y medio Putin propuso a Medvediev como su sucesor–, pero es evidente que los delegados del congreso de Rusia Unida, que formalmente respaldaron el enroque, no tenían ni idea de éste hasta que escucharon las intervenciones de los protagonistas.

“Hace tiempo –de hecho hace unos años– que nos pusimos de acuerdo en todo, pero Dimitri Anatolievich (patronímico de Medvediev) y yo tenemos otras propuestas sobre la futura configuración de los cargos del Estado y le voy a pedir que las detalle en su discurso”, anticipó Putin.

Y Medvediev no le falló: Considero que sería correcto que el congreso apoye la candidatura del presidente del partido (también lo es) Vladimir Putin a la presidencia de Rusia.

Putin retomó la palabra para proponer que Medvediev encabece el gobierno y dijo que éste podrá reunir un equipo eficaz, mientras el aún jefe de Estado se mostró dispuesto a seguir trabajando por la modernización del país.

Colorín colorado… este cuento continúa y los delegados de Rusia Unida ovacionaron a los dos líderes, quienes se fundieron en un abrazo fraternal.

No deja de ser una lástima que, a estas alturas, se sigan aplicando prácticas dignas de peores tiempos, como si viviéramos en la época del Partido Comunista de la Unión Soviética, en que se vitoreaba a cualquier candidato, siempre y cuando fuera seleccionado en una sesión a puerta cerrada del Politburó, máxima instancia de toma de decisiones formada por una decena de jerarcas.

Veintitantos años más tarde, el jefe y su subordinado, y acaso el petit comité que pudiera influir en esto, ponen en boca de 639 delegados del partido oficialista un enroque que, en el fondo, beneficia sólo a los privilegiados que integran la elite gobernante.

Porque con esta decisión no sólo intercambian sus cargos Putin y Medvediev, sino sobreviven políticamente todos los miembros de sus equipos de colaboradores más cercanos, salvo los chivos expiatorios que serán sacrificados conforme aumente la crisis y empeore la situación económica.