¿Por qué la monarquía española expulsó a los jesuitas?, ¿quiénes eran esos hombres capaces de incomodar al imperio? y ¿qué se siente ser mexicano en la actualidad? son algunas de las preguntas que plantea La expulsión, obra de José Ramón Enríquez, que hoy se estrena en el teatro Jiménez Rueda.

Con dirección de Luis de Tavira, la puesta en escena recrea episodios dolorosos que los jesuitas se vieron obligados a afrontar con entereza y esperanza.

Al respecto, el director escénico señala que a través de los personajes la obra se convierte en una historia de lealtad a la patria, más que un informe sobre la compañía de Jesús.

La obra trata de la invención de la conciencia de México como nación, que tiene un pasado y un presente. Habla de una patria que a veces no encuentra su identidad en sus primeros pasos, pero enfrenta su porvenir; esta es la esencia del montaje, explica De Tavira.

Conflicto de conciencia

El texto de José Ramón Enríquez, en opinión de Luis de Tavira, explora el profundo conflicto de conciencia de los jesuitas, primero expulsados y luego suprimidos por el Papa, a quien prometieron obediencia.

Aclara que el público no encontrará en la obra una enseñanza histórica, sino un poema de gran aliento construido por un personaje desde la intimidad, y que al seguir sus pasos el espectador conocerá algunos hechos históricos sobre la expulsión de los jesuitas de la Nueva España en 1767.

Se trata de un espectáculo épico, agrega el director de escena, que muestra 13 cuadros y cada uno sucede en tiempo y espacio distintos. La obra aborda hechos reales en los que se debe reflexionar.

De Tavira sostiene que la misión del arte teatral es contribuir a la construcción de la conciencia histórica y, por tanto, es momento de mirar al pasado y reconocer a los personajes que lograron sacar adelante a la patria.

El también director de la Compañía Nacional de Teatro considera que el tema del bicentenario de la Independencia detonó la creación de esta obra y asegura que el proyecto de nación sigue abierto y es una asignatura pendiente para repensar la historia.

A su vez, el productor de la obra, Enrique González Torres explica que La expulsión surgió hace dos años de una serie de reuniones y reflexiones en torno a las conmemoraciones por la Independencia; el resultado fue una propuesta para reconocer y valorar más el pensamiento y el compromiso de los jesuitas en el siglo XVIII.

Para González Torres, la obra invita a reflexionar también sobre los lastres de los regímenes absolutistas y las políticas de exclusión. México hubiera sido otro sin las reformas absolutistas de Carlos III.

La obra también se adentra en el alma de unos mexicanos que se sentían orgullosos de serlo, incursiona en su dolor y exalta su virtud y resistencia para no dejarse sumir en la depresión, porque siempre buscaron cómo entender la grave injusticia sufrida y cómo participar en la gestación de una patria.

Música escrita por misioneros

En La expulsión tienen cabida el canto, la poesía, la danza y la música original escrita por jesuitas notables como el compositor italiano Doménico Zipoli o el mexicano Enrique María del Valle. Participan en este montaje el tenor Evanivaldo Correa y un ensamble musical.

En su obra, el dramaturgo José Ramón Enríquez se refiere a esos hombres que se atrevieron a incomodar al imperio español por su labor de misioneros y educadores, entre los cuales figuran Francisco Xavier Clavijero y Francisco Xavier Alegre.

Con las actuaciones de Emilio Echeverría, Blanca Guerra, Rodrigo Murray, José María de Tavira, Marina de Tavira y Miguel Flores, entre otros, las funciones de La expulsión –que concluirán el 16 de octubre– se realizan jueves y viernes a las 20 horas, sábados a las 19 horas, y domingos a las 18 horas, en el teatro Jiménez Rueda (avenida de la República 154, entre Lafragua y Reforma, colonia Tabacalera).