“El gobierno de Felipe Calderón se propuso capturar a Joaquín El Chapo Guzmán Loera, cuyo imperio de distribución de drogas abarca todos los continentes, antes de que finalice su sexenio, el año próximo”.

Según el diario The Washington Post, para lograrlo y conjurar la impresión generalizada de que su gobierno protege al cártel comandado por Guzmán Loera, fueron creadas tres unidades especializadas –una del Ejército, otra de la Marina y una tercera de la Policía Federal–, las cuales son certificadas por la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés).

El Post cita fuentes oficiales no identificadas tanto del gobierno mexicano como del estadunidense, e informa que la DEA proporciona a las unidades de captura información detallada de inteligencia sobre las posibles ubicaciones del sinaloense, a quien llaman un fantasma que se convirtió en leyenda.

Según la nota del rotativo, acompañada por un video online titulado El señor de las montañas, en los dos últimos años las autoridades han estado a punto de capturar a Guzmán en varias ocasiones, pero el capo ha logrado huir una o dos horas antes.

El Chapo reina en su zona, en la Sierra Madre; es más poderoso que nunca y se oculta, pero no está en fuga luego de 10 años de su espectacular escape de una cárcel de alta seguridad en Jalisco, escriben los reporteros William Booth y Nick Miroff en una nota fechada en Santiago de los Caballeros, Badiraguato (en el estado de Sinaloa).

A cinco años de iniciada la “terrible guerra contra el narco, que ha dejado exhaustos a los militares, ha consumido la presidencia de Felipe Calderón y ha dejado más de 43 mil muertos por la violencia”, Guzmán Loera sigue siendo el principal proveedor de drogas de Estados Unidos, con más y más profundas redes y control en territorios cada vez más extensos.

Lejos del prototipo del antioqueño Pablo Escobar Gaviria, con quien se le compara frecuentemente, el capo mexicano no es ni extravagante ni temerario. Los periodistas estadunidenses lo describen más bien como un ejecutivo de alto nivel de una empresa que podría llamase Cocaine Inc.

Después de citar a estudiosos y analistas que confirman la versión de que el gobierno de Calderón ha puesto más énfasis en combatir a los cárteles rivales, dejando manos libres al sinaloense, añaden: “Suma a estas sospechas lo dicho por Vicente Zambada, el hijo de Ismael El Mayo Zambada, socio principal de Guzmán Loera, quien enfrenta juicio por narcotráfico en un tribunal federal de Chicago. Según afirma Zambada, los agentes de la DEA han acordado dejar el camino libre al cártel de Sinaloa a cambio de información sobre los capos rivales”. El Post cita la reacción de la DEA, que admite haberse reunido en prisión con el joven narcotraficante, pero niega la existencia de cualquier promesa de imnunidad.