ás de 60 ciudadanos dijimos, en un desplegado publicado en la página 13 de este diario el sábado 5 de noviembre, lo siguiente: “Lo que necesitamos son gobiernos legales y legítimos, una democracia real y cambios de fondo. Por eso mismo, quienes buscamos un cambio no creemos que sea posible mediante programas de gobierno confusos y difusos o, peor aún, mediante alianzas o coaliciones con quienes no quieren cambiar, con los constructores o defensores del statu quo inaceptable que se nos ha impuesto, es decir con el PAN o con el PRI, que han demostrado de sobra su falta de vocación democrática y su nulo compromiso con México y con los mexicanos”.
Vamos a hablar algo sobre este proyecto de nación. Termina el desplegado con: Ese es el proyecto que encabeza Andrés Manuel López Obrador
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Es fundamental que en nuestro país tengamos una vida democrática, y que la participación de la población se dé en los diferentes ámbitos. La gente, directamente, debe participar en los diferentes ámbitos. Y junto con esto debe ponerse fin a la corrupción en los niveles federal, estatal y local. Es más, yo creo que la corrupción de funcionarios debe ser un delito grave. La corrupción sería una negación de la participación de la gente.
Los organismos electorales deben dejar de estar controlados por los partidos. Además, se deben incluir mecanismos de democracia participativa, como la consulta, el plebiscito, el referéndum, la iniciativa ciudadana para impulsar leyes, la acción de la gente frente a las autoridades judiciales, la revocación del mandato y la rendición de cuentas. La ciudadanía debe tener plena libertad para protestar o demandar.
Otro elemento necesario para un régimen democrático es contar con medios de comunicación también democráticos. Se deben fortalecer la cultura y la información del pueblo, y no enajenarlo.
Son importantes la convivencia, el compañerismo y la actitud fraternal en nuestra sociedad.
Para la defensa de la economía popular se impulsarán movimientos contra las alzas de la luz, del gas, de la gasolina y otros bienes y servicios públicos; contra los cobros excesivos en los bancos, contra los préstamos hipotecarios para vivienda, contra la carestía y los despidos.
Es vital el impulso a las industrias petrolera y eléctrica, palancas del desarrollo nacional, como actividades estratégicas, integradas y propiedad de la nación. Actualmente la entrega de los bienes de la nación, en especial a compañías extranjeras, es cada vez mayor. No sólo en el petróleo propiamente dicho, sino las plantas petroquímicas y otros bienes se han estado entregando cada vez más. Ya se genera electricidad en proporción mayor por empresas privadas que por la nación.
Deben impulsarse en especial industrias que generen directa e indirectamente un alto número de empleos, que consuman materias primas de fabricación nacional y que tengan utilidad para el país. Un caso importante son los ferrocarriles, incluyendo los de alta velocidad. Éstos consumen menos energía que los otros medios de transporte, y son más baratos para el público.
Es importante impulsar el campo y en general la actividad rural. Debemos alcanzar la autosuficiencia alimentaria. Se debe cuidar la salud de quienes van a consumir estos alimentos, protegiendo a los mismos del lucro desmedido a costa de la calidad nutritiva.
Se debe evitar la minería de rapiña como la que vemos a cada rato. Excavan desde la superficie y acaban con cultivos, ganado, viviendas, etcétera, y se llevan el oro y la plata como en tiempos de la Colonia. La minería debe ser nacional, que cuide los recursos naturales y que sea útil para la industria y las actividades económicas nacionales. Se debe cuidar la salud de los mineros y su fuente de trabajo.
Se han reducido los recursos a la educación pública y se ha estimulado, incluso con fondos públicos, una educación privada cada vez más cara. Se debe dejar la educación privada para quien tenga los recursos suficientes, e impulsar la pública para todos los demás. No debe haber rechazados en la educación superior, como sucede ahora, a menudo por falta de recursos.
Se deben volver a la civilización los planes de estudio. Las recientes modificaciones van encaminadas a crear egresados sin cultura, sin formación básica y filosófica y como simples empleados para empresas privadas. Se deben impulsar ampliamente la ciencia y la tecnología, no sólo en la enseñanza sino en la investigación y el desarrollo.
Estos son sólo ejemplos que ilustran lo que debe ser el nuevo proyecto de nación.