Moscú, 17 de noviembre. La presidenta del Consejo de la Federación, o Senado de Rusia, Valentina Matviyenko, apoya la idea de imponer una multa a los gays que, a juicio de las autoridades, hagan propaganda de la homosexualidad, concepto de suyo ambiguo y que podría aplicarse a todo el que ejerza su derecho a ostentar una condición sexual diferente.

La asamblea parlamentaria de Riazán tipificó eso que llama propaganda como infracción administrativa –a comienzos de la década de los años 90 se derogó en Rusia el artículo del Código Penal que castigaba con cárcel la homosexualidad–, y le siguieron con entusiasmo los legisladores de Arjanguelsk y San Petersburgo.

Los diputados de Moscú tienen previsto ocuparse del tema antes de que acabe este año y, en opinión de Matviyenko, podría aprobarse una ley federal, que abarque todo el país.

Según el documento de San Petersburgo, adoptado ayer en primera instancia, un particular que, en presencia de menores, elogie la homosexualidad, el lesbianismo, el cambio de sexo o la bisexualidad merece una multa de mil a 3 mil rublos (de 30 a 100 dólares); si lo hace un funcionario público, de 3 mil a 5 mil rublos (de 100 a 160 dólares); y si es una empresa, de 10 mil a 50 mil rublos (de 300 a mil 600 dólares).

Algunos diputados proponen incrementar las multas hasta 500 mil rublos (16 mil dólares), pero ninguno ha sabido definir –en las numerosas declaraciones de respaldo a la medida en los medios de comunicación– qué se debe entender por hacer propaganda o difundir la homosexualidad.

Esta ley, en principio, podría afectar a connotados artistas y cantantes, que si bien no proclaman su condición gay, tampoco ocultan que son diferentes. Uno de ellos, Boris Moiseyev, según puede leerse en el adelanto de una entrevista que saldrá este viernes en el periódico MK, arremetió contra los promotores de la iniciativa homofóbica.

No se trata sólo de una muestra de patología espiritual, moral y política, sino de una estupidez enorme que puede causar a nuestro país y a su gente un daño y sufrimiento colosales, afirmó.

Y Moiseyev les da la puntilla: Yo aprobaría otra ley que proscriba hacer propaganda de la estupidez y castigaría sus expresiones no con multas de 3 mil rublos: se merecen prohibir que ocupen cargos públicos de por vida.