Lemi Ponifasio
emi Ponifasio es un vigoroso creador que por medio de la danza y la ceremonia ritual, así como de la belleza, la poesía y diversos elementos escénicos, en los que predomina lo negro, introduce a la condición humana, en la que la codicia, la inconsciencia y la posibilidad de recobrar nuestra dignidad y espíritu son patentes.
Nacido en Samoa y radicado en Nueva Zelanda, donde en 1995 creó la compañía MAO, con un enfoque crítico, intelectual y social, y de gran creatividad, fue parte del programa del Festival Internacional Cervantino pasado,
La reflexión sobre la belleza y la poesía en la danza es un elemento profundamente arraigados en antiguos ritos ceremoniales samoanos invocativos, que con la repetición misteriosa de la antigüedad impacta y casi hipnotiza, en un mundo de ritmos percutivos en el propio cuerpo, gritos y rezos incomprensibles con el sabor antiquísimo de rituales en los que los animales son respetados y venerados desde los principios del mundo.
Invocar las fuerzas de la naturaleza para detener la oscuridad que envuelve al planeta y se cierne amenazadora sobre el futuro de océanos, criaturas y vida que dependen de él, incluyéndonos a nosotros, parece el leit motiv de la obra. Es una especie de ritual sombrío: luz blanca, sombras, cortinas negras, de las cuales emerge una figura femenina desnuda en tacones, que sugiere una sacerdotisa extraña e hipnótica en un canto y gritos misteriosos; sale y desaparece.
Los sencillos ropajes tradicionales orientales: chaqueta y pantalones, también en negro, mueven algunas figuras de varones que se entrecruzan con un caminar apretado y rapidito.
Así, las sucesivas danzas, incluyendo las de los hombres con torso desnudo y que golpean rítmicamente sus piernas y pecho, y las de mujeres que confrontan el proscenio, van devorando en una magia oscura y latente, en la que realmente nunca aparece ningún vestigio de técnica occidental, ya sea danza contemporánea ballet o lo que usted prefiera.
Las danzas son sencillas, sin alardes técnicos por el desarrollo de los movimientos; más bien parecen inducir o rememorar, en su expresión plástica, la repetición monótona, una y otra vez, características ancestrales de ceremonias que convocan incesantemente el espíritu de animales protectores o benéficos con ritmos sonidos y canturreos sin fin.
De tiempo en tiempo aparece, en una pantalla bastante grande, la impresionante lucha de un ave, fragata o gaviota, en la superficie del mar, embarrada de petróleo, enredada en cintas magnéticas, de las que trata de liberarse para levantar el vuelo en una agonía interminable, sin que nunca se vea su fin.
La obra, audaz y crítica, definitivamente posee otro lenguaje, otra estética de la que Occidente está acostumbrado. Lemi Ponifasio remarca la personalidad de su origen y en ello la urgencia de adquirir conciencia sobre lo que queda de vida en el planeta, destacando nuestra definitiva ruta hacia la extinción.
Controvertida, la obra se mantuvo, sin embargo, en el interés del público, aunque con algunas deserciones, pues queríamos conocer hasta el final esta extraña y diferente, pero muy importante muestra escénica de artistas creadores arriesgados y necesarios como Lemi Ponifasio.
El apoyo de instituciones culturales del mundo, como el Theatre de la Ville de París y Theater Der Welt 2010 del Ruhr, entre otras, da una idea del interés de este mercado por la obra de Ponifasio, artista valeroso y audaz, significativamente relevante para fomentar una conciencia de que estamos destruyendo el mundo.
La participación de grupos como Danza Gay, La Cebra , de José Rivera Moya, Antonio Salinas, Nora Salgado; El Circo Contemporáneo, el Colectivo Mínimo Cuerpo; muchos de danza folclórica, como el de Nayarit y el de la Universidad de Guanajuato; Virpi Pahkinen, de Noruega y Suecia; Taylor y el grupo de danza contemporánea de Pekín, que demostró que también en la danza los chinos son muy buenos para la copia –pues su técnica Graham básicamente fue excelente–, demostraron que la programación del pasado Festival Internacional Cervantino fue de gran variedad y enriquecimiento, ya que no deja de ser muy saludable conocer cómo trabajan esos guerreros invencibles de la danza en los lejados rincones del mundo.