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El público se mostró conmovido ante la última presentación del combo

La compañía Merce Cunningham se despidió de escenarios parisinos

La agrupación de danza se disolverá definitivamente el 31 de este mes

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En la imagen, el coreógrafo estadunidense en su estudio, en 2009Foto Fundación Merce Cunningham
 
Periódico La Jornada
Sábado 17 de diciembre de 2011, p. 6

París, 16 de diciembre. La compañía Merce Cunningham, que se disolverá el 31 de diciembre a medianoche, se despidió el jueves de París, con la interpretación de algunas piezas emblemáticas del legendario coreógrafo, quien murió en Nueva York en junio del 2009, a los 90 años.

Un capítulo de la historia moderna desaparecerá cuando esta compañía se disuelva: el público francés lo sabe, y las entradas se agotaron casi tan pronto se anunciaron los espectáculos de despedida que ofrece el teatro de la Ville de París, en el Festival de Otoño.

Los bailarines estuvieron a la altura al interpretar tres piezas de diferentes etapas del genial creador estadunidense: Suite for five (1956), con música de John Cage, Quartet (1982), y Xover (2007), penúltima pieza creada por el gran maestro de la depuración y suspensión del movimiento.

Cunninghan, quien formó su propia compañía de danza en 1953 como un laboratorio del movimiento, no quería que ésta continuará sin él, por lo que antes de su muerte había decidido que, tras su desaparición física, la compañía sería disuelta definitivamente, tras una gira mundial de dos años.

El primer coreógrafo que anticipa su desaparición seguramente tenía en mente la suerte que corrió la compañía de Martha Graham, que tras la muerte de la gran pionera de la danza moderna, en 1991, se sumió en sórdidas batallas legales que opacaron su herencia artística.

Por eso decidió esta gira, que busca transmitir la filosofía de Merce Cunningham en materia de coreografía y sus ideas sobre la manera de jugar con el espacio y el tiempo, declaró el director de la compañía, Trevor Carlson.

Mi idea siempre ha sido explorar el movimiento físico humano, dijo Cunningham meses antes de morir. Y sus bailarines le fueron fieles en su despedida de París, mostrándose posesionados del lenguaje inventado por el coreógrafo, que desnudó la danza hasta su esencia.

El público parisino se mostró especialmente conmovido, al saber que nunca más asistirá a una representación de esta compañía, que encarna una de las aventuras más emocionantes de la danza moderna. El aplauso a los bailarines fue un último homenaje al genial coreógrafo, que dirigió casi hasta el fin de su vida y desde una silla de ruedas su compañía, explorando en más de 200 danzas todas las facetas del movimiento, en total autonomía de la música, que los intérpretes sólo descubrían la noche del estreno.

Para preservar su herencia, el llamado Nijinski estadunidense concibió antes de morir un Plan de Legado Viviente, que permitirá facilitar la transmisión a otras compañías de danza y a las generaciones posteriores de sus coreografías.

La gira de dos años, que está por acabar, llevó a la compañía a México, a una decena de países europeos y varias naciones de Asia.

El espectáculo de despedida definitiva de esta mítica compañía se celebrará la última noche del año en el gigantesco y suntuoso salón del Armory Park Avenue, ante mil 500 personas.

Fue genial, pero acabó, es la vida, afirma Carlson, director de la fundación Cunningham, que administra la compañía hasta su disolución.

Después del fin de esta aventura, la fundación dejará el lugar a un fondo que quedará exclusivamente a cargo de los derechos de autor y de la preservación del legado del coreógrafo.