Detrás del grave deterioro de los ecosistemas marinos en México está la conversión de un bien público que da servicios difusos a toda una población en un bien privado que da lucro a un grupo reducido de personas, señaló Exequiel Ezcurra, director del Instituto para México y Estados Unidos de la Universidad de California.

Recordó que en 2003 el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) otorgó cientos de hectáreas de manglares y humedales en Quintana Roo a empresas particulares para proyectos de desarrollo (zonas hoteleras, campos de golf y fraccionamientos).

“Lo que hizo Fonatur fue tomar un bien, propiedad de la nación, que da una serie de servicios ambientales extremadamente importantes –como la defensa ante los huracanes, sobre la ciudad y la parte interior de la costa– para dárselo a una empresa privada”, remarcó.

Durante su participación en el coloquio sobre ecosistemas costeros en peligro (organizado por la Red Temática de Ecosistemas y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología) consideró urgente romper la falsa contradicción entre economía y medio ambiente que priva en las esferas gubernamentales según la cual la preservación de la naturaleza es un obstáculo para el desarrollo económico.

No hay un solo ejemplo donde, mirando hacia atrás, se diga que una sociedad está pobre porque cuidó demasiado el medio ambiente o que está colapsada por cuidar sus selvas o preservar sus manglares, dijo.

Ezcurra lamentó que la comunidad científica no haya desarrollado una teoría ecológica con la velocidad y la fuerza con que se han dado los cambios y, por lo tanto, no haya podido sustentar y defender el valor de los servicios ambientales.

En ese sentido, el desafío es generar investigación científica y datos duros en la materia y apostar por un equipo multidisciplinario (conformado por biólogos, economistas, sociólogos, entre otros) que argumente con elementos científicos el valor de los servicios ecológicos de un ecosistema.

Asimismo, llamó a la comunidad de investigadores a desarrollar una estrategia de acercamiento a las autoridades.

Es importante generar fuentes de diálogo y traer el discurso de la ciencia a la conservación del ambiente. Es necesario demostrar a las autoridades los inmensos riesgos que estamos enfrentando al creer de manera miope que la inversión en grandes proyectos de desarrollo de corto plazo es bueno para el país si eso pone en riesgo la sustentabilidad de los ecosistemas costeros en el largo plazo, concluyó.

El encuentro se enfocó en tres ecosistemas costeros representativos: Cabo Pulmo, en la costa de Baja California Sur; Marismas Nacionales, en las costas de Sinaloa y Nayarit, y el Sistema Arrecifal Veracruzano, en la costa de Veracruz.