Operación Penélope: el misterio de los Estudios Churubusco
Mayoría de edad
Mexicana: venta fraudulenta
En el suelo, 16 meses después
Denuncia penal vs. Azcárraga
Conócete a ti mismo
Pa’ desearles lo mejor
Desiderata rocanrolera
l año que hoy termina ha quedado marcado como uno de los más difíciles para el país en materia agrícola y alimentaria. Los rezagos históricos que acusan los entornos rurales y quienes habitan en ellos se vieron agravados, en el curso de estos 12 meses, por el efecto de fenómenos naturales como heladas, inundaciones y la sequía más grave en siete décadas, que en conjunto afectaron a 70 por ciento de la superficie cultivada del país, ocasionaron la pérdida de cientos de miles de cabezas de ganado y derivaron en problemas de alimentación y acceso al agua potable en amplias franjas del territorio. Sin embargo, todo parece indicar que las consecuencias sociales de estos fenómenos no se han expresado aún en toda su crudeza. Hace unos días, académicos de la Universidad Autónoma Chapingo señalaron que en 2012 podría producirse un encarecimiento de entre 100 y 150 por ciento en el precio de los alimentos, en tanto que dirigentes de organizaciones campesinas han afirmado que, en el próximo año, podría crecer en un millón el número de mexicanos en pobreza alimentaria.
Espera la hora de la victoria
n estos dos años y dos meses desde el ilegal decreto de extinción de la empresa paraestatal Luz y Fuerza del Centro, no cabe duda de que el servicio se ha deteriorado además de haberse encarecido. Apenas hace unas horas, como a eso de las nueve de la noche, se fue la luz en mi domicilio en Ciudad Nezahualcóyotl, estado de México. Me apresté a subir a la azotea y me percaté de que era de gran magnitud el apagón, y por un momento pensé que se había ido la luz en toda la zona central del país. No exagero al decir que pudo haber sucedido así, ya que no solamente las mal llamadas mufas son las que explotan en el Centro Histórico de la Ciudad de México, ya que también en las subestaciones de potencia suceden lo que técnicamente se llaman disturbios o fallas, todo esto sin duda por falta de mantenimiento correcto en el equipo. Digo todo esto con conocimiento de causa, ya que un servidor, siendo sobrestante de trasformadores del Departamento de Mantenimiento Eléctrico de la extinta Luz y Fuerza, conoce los riesgos de no dar un mantenimiento y trabajo eficiente. Unas subestaciones están conectadas con otras, y si estas subestaciones están mal atendidas, las mismas eventualmente podrían salirse del sistema interconectado y así provocar más disturbios en el sistema, hasta llegar a un muy posible megapagón, que hasta el momento no ha sucedido todavía
. Incluso si el día de mañana regresaran a trabajar mis compañeros del Sindicato Mexicano de Electricistas, el cohete bien podría explotarnos a nosotros, ya que el sistema está muy mal atendido, por el personal inexperto al servicio de la Comisión Federal de Electricidad: esto que quede bien claro. Por otra parte, exhorto como lo hice el año pasado por estas fechas en su prestigiado diario, a que sigamos construyendo la victoria, todos sin excepción de lo que hemos emprendido para regresar a trabajar; es como una maquinaria de fina relojería que estará lista en su momento, sólo para marcar la hora de la victoria. Tal como lo dije a principios de año, tenemos un plazo y no hay plazo que no se cumpla, y ese plazo es hasta vencer. ¡Viva la resistencia! ¡Viva el SME!
ompartir con familiares y amigos un brindis por el año que termina y el que se inicia es ya una tradición en nuestro país. Haciéndonos partícipes de ella, queremos hoy brindar de esta manera.
un lado de filosofías, que las hay numerosas y respetables, Kant y Hegel por ejemplo, existe una guerra donde hay beligerantes, hechos violentos, muertos entre actuantes e inocentes, uso de técnicas bélicas, armamentos y equipos, daños y destrucción de activos oficiales y particulares. Ahí hay una guerra, lo acepte hoy Felipe Calderón o no.
arantizar la protección integral a la salud de la población no asegurada es una deuda pendiente de los gobiernos perredistas, luego de 14 años en el poder. La red sanitaria es insuficiente y las políticas para prevenir los riesgos podrían ser ampliamente mejoradas.
on una brillante jornada, histórica y a la vez visionaria, el pasado 14 de diciembre los diputados lograron llevar al país nuevamente al siglo XIX, del cual nunca debió salir, a decir de algunos de los hombres y mujeres más importantes de este país, incluidos el Presidente, su flamante secretario de Gobernación, algunos ilustres empresarios y, desde luego, los máximos dignatarios de la segunda más antigua institución que existe en esta región del mundo, conocida como Occidente
.
a sociedad española está de fiesta y sus políticos cortesanos no caben de gozo. La corona, institución por antonomasia que ha prevalecido en la historia de España, decide hacer públicas sus cuentas. Sin embargo, lo hace diciendo verdades a medias que se transforman en mentiras completas. Bajo presión, sin sentido ético ni estético y tras meditar las consecuencias del caso Urdangarín, hoy definitivamente imputado, y para evitar escándalos mayores, cuyo costo en el medio plazo sería impredecible, la familia real se ve obligada a guardarse las espaldas y aparecer, ante la opinión pública y la sociedad española e internacional, como una institución modélica. No es por tanto un gesto que podríamos considerar propio de una convicción democrática. Además, como veremos a continuación, los datos hechos públicos sólo corresponden a trazos gruesos, es decir, se limitan a considerar los gastos generales, aquello con un efecto mediático importante, pero, sin duda superficial. Después de 30 años de estar solicitando las cuentas, hoy, a regañadientes, nos dicen que la monarquía cuesta aproximadamente, según la web oficial, unos 10 millones de euros. ¡En horabuena! Toda una ganga. Juan Carlos I recibe 297 mil 752 euros al año, que dividido en 14 pagos mensuales le supone ingresar, cada 30 días, la suma de 21 mil 268 euros, cifra equivalente a 32 sueldos mínimos. En la cadena de gastos le sigue la nómina del príncipe heredero, con un monto de 146 mil 376 euros, unos 12 mil euros mensuales, y su esposa, doña Leticia, que recibe como consorte 89 mil euros, los mismos que cobra por su jornada laboral la reina y las dos infantas. En total las mujeres pertenecientes a la casa real amasan un total de 357 mil euros brutos al año. Pero las cuentas no cuadran, al menos en el caso de Felipe y Letizia. La casa que se construyeron ha costado 12.5 millones de euros, y si la pareja sólo vive de su sueldo, tardaría 135 años en pagarla. Tampoco salen los cálculos en el caso del matrimonio real de Cristina e Urdangarin. Antes de marcharse a Washington hicieron un desembolso de 6.5 millones por la compra de un chalet en una de las zonas residenciales más caras y exclusivas de Barcelona.
a conferencia sobre cambio climático realizada en Durban, Sudáfrica, en diciembre 2011, destaca por lo que no decidió: ni compromisos de reducción de gases de efecto invernadero, ni fondos para los países más afectados, ni respeto a las responsabilidades comunes pero diferenciadas
entre países industrializados que provocaron el caos climático y los demás que lo sufrimos. Pero sí avanzaron decisiones en agricultura, bosques, tecnologías y ampliación de mercados de carbono, que conllevan impactos muy negativos sobre la mayoría.
n mi opinión muy personal, sólo hay una cosa peor que la Navidad: la música navideña. Y sólo hay una cosa peor que la música navideña: un concierto con música navideña. Prueba A: en estas últimas semanas del año, varias de nuestras salas de conciertos (capitalinas y del interior) han sido visitadas por públicos más o menos numerosos para asistir a programas que, en su mayoría, han sido diseñados alrededor de la chabacanería y el lugar común, programas protagonizados principalmente por arreglos de dudoso gusto sobre los mismos repertorios de siempre, basados en una concepción totalmente gringa de la música navideña, habitada principalmente por lo peor de esa música. Dicho de otra manera: la mayoría de los conciertos navideños de este año, y de muchos años recientes, han girado alrededor de la misma música con que se nos acribilla a todo volumen en las tiendas de departamentos y centros comerciales. Prueba B: la mayor parte de la programación de música navideña que se ha podido ver en nuestra televisión (comercial o cultural, no es mucha la diferencia) ha transitado por los mismos cansinos caminos. Nos espera todavía la culminación de este árido páramo musical, con la muy festinada transmisión del tradicional y muy predecible Concierto de Año Nuevo desde Viena. Año tras año, la misma retahíla de las mismas marchas, polkas y valses, dirigidos por algún músico ilustre del momento, con resultados que van desde el tedio hasta la pena ajena. El momento singular de este horror: la imagen, repetida hasta el hartazgo, de lo más decrépito y retrógrado de la alta burguesía vienesa intentando (sin mucho éxito) batir palmas al ritmo de la Marcha Radetzky.