El panorama económico para México en el 2012 luce, en principio, aceptablemente positivo; pero está sujeto a la incertidumbre que proviene del entorno exterior, principalmente por los problemas económicos y financieros que atraviesan varios países, consideraron analistas financieros.

Especialistas del grupo financiero Scotiabank, en su escenario base para la economía mexicana, estimaron que podría calificarse de moderadamente positivo, con un crecimiento del producto interno bruto (PIB) de 2.9 por ciento real, menor al de 2011 pero todavía relevante.

Esperamos también un repunte modesto en los niveles de inflación (a 4.07 por ciento al cierre del año), un tipo de cambio regresando a niveles más consistentes con sus fundamentos (13.07 pesos por dólar al finalizar 2012), pero con importantes fluctuaciones a lo largo del año, y tasas de interés dentro de rangos acotados, con una política monetaria sin cambio.

Los expertos del grupo financiero Citi-Banamex estiman que la inflación, en diciembre de 2011, que dará a conocer el Inegi este lunes, sea de 0.70 por ciento. De esta manera, si sus pronósticos son correctos, la inflación general anual para el cierre de 2011 será de 3.69 por ciento, cifra por arriba de 3.48 por ciento de noviembre. En tanto, la inflación subyacente cerraría el año en 3.31 por ciento, ligeramente por arriba de 3.28 por ciento del mes previo.

En lo que respecta al empleo en diciembre, el número de trabajadores incorporados al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) disminuyó en 224 mil 500 respecto del mes previo, reflejando un fuerte efecto estacional (en el mismo mes de 2010 la caída fue de 232 mil 100). Con ello el empleo formal creció en 4.0 por ciento anual, cifra ligeramente por arriba de 3.9 por ciento en noviembre, lo que se traduce en una generación de 591 mil empleos acumulados en todo 2011 (diciembre-diciembre).

Por su parte, el índice de confianza del consumidor se ubicó en 90.8 puntos en diciembre, por debajo de 92.7 que anticipamos, lo cual implicó una caída mensual de 0.7 por ciento en términos desestacionalizados.

La confianza del consumidor se estancó en 2011, al cerrar el índice prácticamente en igual nivel de cierre de 2010, sobre una base ajustada por estacionalidad. Tres de sus cinco componentes –los dos relacionados con la percepción sobre la situación económica (actual y futura) y el referido a la expectativa a 12 meses sobre la situación económica del hogar– cerraron el año por debajo de los niveles de un año antes.

Los resultados muestran a consumidores aún muy preocupados por la situación de sus hogares y, en general, por la situación económica actual y futura del país. Consideramos que ello se vincula con la expectativa de difíciles condiciones del mercado laboral, en particular por un probable menor dinamismo en generación de empleos.

El relativo bajo nivel de la confianza del consumidor podría ser un factor limitante para la recuperación del consumo privado, luego que éste mostró en 2011 un ritmo de expansión anual superior al del PIB, señalaron los analistas.

Por otro lado, en el ámbito internacional los fuertes desequilibrios fundamentales en varios países desarrollados, especialmente fiscales, implican una notable fragilidad del entorno ante eventos adversos.